Juan Barquilla

Portavoz de Ciudadanos Mérida


Frase de moda, y más en nuestro país en los últimos tiempos, donde la mayor parte de los males que padecemos son la consecuencia de descuidos, errores o desórdenes previos, e incluso de hechos aparentemente poco importantes que al final lo son, o lo serán.

Empezábamos la semana con una noticia nefasta para el futuro de Mérida, según el Boletín Oficial del Estado, BOE, Mérida se quedaba sin los fondos para la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado, fondos EDUSI, pertenecientes a la tercera convocatoria. Fondos con objetivos ambiciosos a alcanzar en el año 2020 en los ámbitos del empleo, inversión en I+D+i, educación, energía y lucha contra la pobreza. “Mérida y su entorno” se llamaba el proyecto presentado desde el Consistorio y la Diputación de Badajoz.

Coincidiendo en el tiempo, casualidades, el actual alcalde de Mérida confirma que será el candidato para otros cuatro años, a partir del próximo, que es cuando se celebran las elecciones municipales.

Varias semanas intensas llevan los dos últimos alcaldes emeritenses, encarnándose ambos en las duras batallas del “y tú más” y las también duras guerras del “yo no fui, ha sido otro” con el leonino contrato de autobuses y zona azul.

Este contrato, a modo de resumen, podemos decir que conlleva el peor servicio público de autobuses de cualquiera de las grandes ciudades extremeñas. Dejando barrios sin servicio, y trayectos interminables en el tiempo, haciendo que se convierta en un servicio ineficiente para el usuario y que deje de ser atractiva su utilización. ¿Era este su objetivo? leyendo el contrato firmado lo parece.

En el caso de la zona azul, según se ha publicado desde diversas fuentes, se ha reducido la plantilla de 69 a 48 personas contratadas por la empresa adjudicataria de los servicios. Algo curioso, cuantas más plazas se tienen menos personas se necesitan para su control. Son unas privatizaciones duras, indolentes e insensibles con la ciudad.

Lanzando unas preguntas al aire, ¿el contrato que se firmó en la anterior legislatura no lo leyó nadie? ¿Ni del equipo de gobierno ni de gran parte de la oposición?

Cualquier respuesta tiene riesgo, ya que, conociendo el fin que conllevan estos contratos (a los hechos nos remitimos) y pasando a su lectura un poco detallada, demuestra una improvisación e insensibilidad “de órdago a grandes con cuatro pitos” como dirían en el argot del juego del mus, o claramente importando bien poco el “paga-impuestos de a pie” que dirían otros. Ciudadano y vecino lo llamamos nosotros.

Es necesario, que podamos creer y consigamos entre todos que no volvamos a sufrir a los políticos de carrera, aquellos que no conocen vida más allá del partido de militancia o aquellos que solo piensan en estar 40 años en política, sea donde sea, y haciendo cualquier cosa, para poder tener una jubilación top y pagada eternamente por todos nosotros, por todos los ciudadanos.

Eso sí, volviendo al título del artículo, de aquellos barros estos lodos. Y los que puedan llegar si no lo evitamos.

Como repetiremos hasta la saciedad, desde la agrupación de Ciudadanos de Mérida lo tenemos claro, pertenecemos a un partido que se ha propuesto como reto y objetivo que una nueva forma de hacer política sea posible. Una nueva política realizada sin cargas, sin mochilas, sin favores debidos. Queremos aportar, con nuestro esfuerzo y con nuestro trabajo, mejoras y soluciones a los emeritenses. Invitamos a que todo aquel que crea en un cambio, se suba a nuestro barco.

Una nueva política realizada desde la sociedad civil y para la sociedad civil, la única que debe y puede hacer posible la regeneración política que tanto necesita este país a todos los niveles; nacional, autonómico, y por supuesto local.

En Mérida, la regeneración del tejido industrial, de la economía, la creación de empleo, el fomento del emprendimiento, la mejora de la competitividad, etc. tienen que ser objetivos prioritarios a conseguir desde las Instituciones. No pueden ser estas un obstáculo burocrático, un freno a la iniciativa privada ni un generador de impedimentos llegando a parecer eterno el trámite de cualquier papel que pase por ellas.

La política útil tiene que ser prioridad de los partidos que gobiernan o de aquellos que haciendo oposición también aportan soluciones a la vida de los ciudadanos.

Construyamos entre todos una mejor ciudad, por una CIUDAD del s. XXI.

MÉRIDA SERÁ LO QUE LOS EMERITENSES QUERAMOS QUE SEA

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