ÁLVARO VÁZQUEZ PINHEIRO

Portavoz IU Ayuntamiento de Mérida


En mayo de 2017, el gobierno de Rodríguez Osuna tomó la decisión de privatizar la gestión del Mercado de Calatrava. El argumento es conocido, el ayuntamiento no dispone los medios económicos necesarios para afrontar la rehabilitación del mercado, y la única salida –según el PSOE- era la privatización de su gestión. Nosotros no estábamos de acuerdo y seguimos sin estarlo, pero parece que poco a poco el tiempo va poniendo los argumentos en su sitio.

Poco más de un año después, la concurso ha sido declarado desierto, pues la empresa no ha abonado la fianza a la que le obliga la ley, y no solo eso, si no que además la empresa adjudicataria fue la única que mostró su disposición para elaborar el proyecto, realizar la obra y explotar la gestión del mercado. Ahora ya todo es agua pasada.

¿Qué situación tenemos ahora? Vistos los precedentes, a más de uno le temblarán las carnes al pensar que puede llegar a pasar con uno de los edificios más singulares de nuestra ciudad. No es la primera vez que un proyecto se presenta como el redentor de nuestras miserias para finalmente terminar en el fango, véase el Cuartel de Hernán Cortés, o la obra de remodelación del entorno del Templo de Diana, cuyos locales todavía permanecen en el hastío. Por cierto, los únicos que han elaborado una propuesta en los últimos diez sobre los terrenos del Hernán Cortés, han sido el grupo municipal de Izquierda Unida.

La primera conclusión de lo sucedido hasta este momento es que las empresas no ven con buenos ojos la viabilidad de la rehabilitación del mercado, eso es obvio; la segunda, que la iniciativa del gobierno del PSOE ha sucumbido en un charco. Eso también es evidente.

Hace un año teníamos un mercado de abastos varado, y con un futuro más que cuestionable, debido a la meticulosa desidia de aquellos gobiernos municipales cuyos concejales y alcaldes se han preocupado más en asistir a las sucesivas inauguraciones de cualquier centro comercial o supermercado, que a procurar el mantenimiento –y adecentamiento- de un edificio catalogado como bien de interés cultural que, en las debidas condiciones hubiera podido generar empleo y actividad económica, sino fuera porque en los últimos veinte años a nadie le ha importado un carajo que se viniera abajo.
Ahora la verdadera cuestión ya no es si la gestión debe adoptar una forma u otra, ya que la elegida por el equipo de gobierno se ha estrellado contra las rocas. La prioridad debe ser impulsar la rehabilitación del mercado antes de que se enquiste y se convierta en una versión renovada del Cuartel Hernán Cortés; esta vez, en la calle mas céntrica de nuestra ciudad. La alternativa más razonable es la inversión y gestión pública.

El dinero como todos sabemos es un bien escaso, por lo que deberíamos haber aprendido que aquel que destines a una cosa no podrás utilizarlo para pagar otra. Por esto precisamente, por su escasez, debemos vincular los recursos que tenemos con aquellas decisiones que de un modo más conveniente puedan ayudarnos a satisfacer nuestras necesidades. La primera necesidad de esta ciudad es la creación de empleo, y los recursos municipales son escasos. A partir de aquí podemos hacernos la siguiente pregunta: ¿cuál es entonces el motivo por que el Ayuntamiento está dispuesto a gastarse un millón y medio de euros para realizar la rehabilitación de un especio como el Teatro Maria Luisa, que no creará empleo, en lugar de apostar por un proyecto de gestión pública del Mercado de Calatrava, conjuntamente con la Junta de Extremadura, para la rehabilitación de un mercado de abastos que sí puede generar trabajo y actividad económica y comercial? La pregunta resulta aún más llamativa desde el momento en el que las cantidades son prácticamente las mismas para ambos proyectos. Bueno, no es cierto. La rehabilitación del mercado es más barata.

El gobierno de Osuna acaba de recibir una lección de economía básica: en tiempos de crisis la expectativa de negocio decae, y por tanto también el estímulo de los empresarios privados para invertir y arriesgar su dinero. Así de sencillo. ¿Quién puede – y debe- llevar a cabo la rehabilitación del Mercado de Calatrava? Nuestra respuesta ya es conocida: la Junta de Extremadura a través de los presupuestos generales de la comunidad autónoma. La triste comparación entre la participación de nuestra ciudad en los presupuestos y la de otros municipios de nuestra región justifican esta inversión sin lugar a la duda.

El próximo septiembre, tendrá lugar la convocatoria del llamado Consejo de Capitalidad, el órgano colegiado en el que participan representantes institucionales del Ayuntamiento de Mérida y la Junta de Extremadura, el señor Vara incluido, y que tiene por objeto determinar las inversiones que recogerá el presupuesto autonómico en atención a la ciudad de Mérida, como capital de Extremadura. Ese es el momento de realzar la propuesta. Y lo haremos por un motivo. Porque el tiempo nos va vuelto a dar la razón, y el mercado también.

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