ALVARO VÁZQUEZ PINHEIRO


 

La tramitación de los presupuestos municipales ha traído a la vida del ayuntamiento alguna novedad, entre ellas el hecho de que su aprobación ha sido posible gracias al pacto que se ha fraguado entre el equipo de gobierno e Izquierda Unida-Mérida. No serán pocos los que se hayan sorprendido por este giro en el panorama municipal, pues la relación que hasta la fecha ha vinculado al gobierno del PSOE y a IU-Mérida no ha sido otro más que la labor de oposición que hemos desarrollado desde el comienzo de la legislatura frente a buena parte de las decisiones que desde entonces ha ido tomando el gobierno de Rodríguez Osuna. Dicho esto, la pregunta que asaltará a más de uno será la siguiente: ¿cuales han sido los motivos que han provocado este cambio? La respuesta es evidente: la política.

Si bien desde un comienzo la relación entre PSOE e Izquierda Unida se ha suscitado en clave de confrontación, lo cierto es que -a pesar de ello- todas y cada de las ocasiones en las que nuestra formación se ha sentado ha dialogar con el gobierno ha sido precisamente a iniciativa de nuestro grupo municipal, lo que viene de desmentir el principal argumento sostenido por parte del PSOE con respecto a Izquierda Unida, que en una frase podemos resumir como sigue: “están en lo no, porque no”.

Hasta la fecha, el PSOE interpretaba todos y cada uno de nuestros rechazos como una mera estrategia de castigo y desgaste dirigida contra el gobierno municipal. Tras el acuerdo alcanzado en materia de presupuestos, este argumento ha quedado relegado al ámbito de la falacia.

Cierto es que el alcalde y resto de sus compañeros tenía buenos motivos para alimentar cierto hartazgo hacia la multitud de ocasiones en la que hemos impugnado sus razones, sus procedimientos, los procesos de selección, o la falta de firmeza de la que han hecho gala ante las actuaciones de las empresas privadas que gestionan los servicios públicos de nuestra ciudad. Pero ahí no podemos traducir simple y llanamente que los encontronazos que hemos vivido tengo su origen en el oportunismo de IU, o en nuestro ánimo para tumbar el gobierno local.

Es muy sencillo, de ser así, ¿cuál podría ser el motivo para cambiar de estrategia? Pues ninguno.

Quizás sea difícil de creer, pues la política a veces es simplemente lo que parece, pero lo cierto es que si comparamos la tramitación de los presupuestos de 2016 con el proceso que hemos vivido en los últimos meses es posible que podamos vislumbrar las diferencias estre estos dos momentos.

En el primero, nos reunimos, y hablamos, cierto que hablamos poco ( de hecho ni siquiera nos contestaron) pero no hubo acuerdo frente a una propuesta de nuestro grupo municipal en el que la rehabilitación y la gestión pública del Mercado de Calatrava era la piedra de toque del acuerdo. El PSOE se negó, y sin acuerdo en vistas nuestra reacción fue la única posible: nuestra negativa a aprobar los presupuestos. En 2018, las cosas han cambiado, por primera vez ha sido el PSOE el que tomó la iniciativa para llegar a un acuerdo, y tras un periodo de conversaciones concluimos un acuerdo que aumenta las prestaciones sociales, mejoras las inversiones en aspectos tales como las instalaciones municipales, pretende revitalizar instituciones municipales como el Centro Especial de Empleo de “La Encina”, e incluso incorporará en las próximas fechas los fondos necesarios para darle un utilidad a los terrenos del Cuartel Hernán Cortés, que durante tantísimo tiempo han permanecido olvidados por los distintos gobiernos municipales de distintos signo.

La respuesta pues, como digo ha sido la política; y nuestro criterio el de siempre: nuestro programa.

Muchos han hecho saber lo que ya era evidente desde un principio, léase, que un acuerdo presupuestario con el PSOE a esta alturas del campeonato favorecería sobre todo a Osuna, que su figura se vería reforzada, y que permitiendo la aprobación de los presupuestos con nuestra abstención,  poco menos le estábamos dado una manita de “rojo” al equipo de gobierno. Y nuestra respuesta ha esta cuestión siempre ha sido la misma. ¡¡¡Y a nosotros que nos importa¡¡¡

Una fuerza política con representación en un pleno tiene dos cometidos esenciales: controlar al gobierno y desarrollar su programa político. Que sabemos ejercer nuestra labor de oposición lo demuestra el hecho de que ha sido el mismo alcalde el que de un modo más o menos rotundo ha venido a decir que está el gorro de nosotros, como tiene que ser -añadimos nosotros- por eso somos oposición. Una vez demostrada la primera, ahora nos queda acreditar la segunda, y de eso va el acuerdo sobre los presupuestos, de dar buena cuenta de que tenemos claras cuales son nuestras prioridades, y que bien podemos celebrar un acuerdo con aquellos a los que nos enfrentamos si eso repercute en el bien de la ciudad. Ya veremos cuales son las lecturas y los réditos que repercute a cada uno,  pero seguro que a quien beneficia es a los vecinos y vecinas de nuestra ciudad. Esta es la diferencia entre la política y el oportunismo. Es bien sencillo.

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