Juan Manuel Romera

           Grupo Capitel   



Ahora se esta hablando de los problemas de la Plaza de Abastos de Mérida; que su mantenimiento cuesta muy caro a las arcas municipales, que hay que tener en cuenta los derechos de los vendedores actuales, que las propias condiciones de la Plaza no son las más adecuadas para ofrecer un buen servicio, que sólo cumple su cometido un reducido número de puestos, que a lo mejor se podría privatizar.

         Habría que ver como funcionaría la venta de artículos de alimentación allá por el siglo XIX. En aquellos tiempos, los propios Ayuntamientos debieron socorrer y tutelar la falta de iniciativa y de capacidad del comercio local y la falta de control y salubridad de los productos alimenticios. Y eso hizo el Ayuntamiento de Mérida, abriendo su Plaza de Abastos el día uno de agosto de 1887.

         Es lógico pensar que, en principio, los productos que se vendieran serian alimentos frescos y perecederos, controlados sanitariamente por el Ayuntamiento y provenientes del propio término municipal y de la comarca.

         Con los años mejoran las comunicaciones y los transportes, las condiciones higiénicos sanitarias de las viviendas son más aceptables, los equipamientos de los hogares van introduciendo nuevos elementos (nuevo combustibles, nuevos menajes, algún electrodoméstico, etc.) y el comercio mayorista y minorista de la alimentación se estabiliza y se extiende. Todo ello va haciendo innecesario y prescindible los mercados de abastos y por supuesto el de Mérida.

         Y en esas estamos. Está claro que el mercado con el que se concibió la Plaza de Abastos en el siglo XIX está más que agotado. Hora es, pues de la reflexión. Para empezar huyamos del tan manido  y recurrente remedio de la privatización. Quizás sea el momento de que la Plaza de Abastos de Mérida vuelva a sus raíces, es decir, encargarse de incentivar los productos Locales y Extremeños. La propuesta sería hacer de esta Plaza la Plaza de Extremadura, en la capital de Extremadura, para promocionar los productos de la Región y en especial los productos estrella complementándolo con la celebración de cuantas actividades lúdicas y culturales parezcan interesante.

         Se diseñaría espacio para diferentes actividades, usos y tiempos. Creemos que de esta forma se promocionarían nuestros productos autóctonos (denominaciones de origen, presentación, envasado, etc,) al tiempo que podrían incentivarse actividades culturales tales como presentación de libro, música, conferencia, exposiciones, artesanía, coleccionismo, gastronomía, innovaciones, etc. etc. Estableciendo una relación entre lo comercial y lo cultural hoy inexistente.

         Es singular el edificio, y es inmejorable su emplazamiento. Harían falta labores de gestión antes las entidades competentes Diputaciones, Junta, Gobierno, etc. para buscar la financiación.

         Pensamos que sería una oportunidad para afianzar más la capital de Extremadura ante los Extremeños y colaborar en la promoción de nuestros productos, sin hacerle la competencia al comercio establecido.

        Estaría bien que Mérida, Capital de Extremadura, convirtiera su Plaza de Abastos en la Plaza de toda Extremadura.

                                                          

                                  

 

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