Luís Cuervo Maldonado
Si hablamos de deportes en la Feria, nos podemos olvidar el Trofeo Ciudad de Mérida, de futbol, un cuadrangular con cuatro equipos punteros, el López de Ayala, de baloncesto, en la pista del estadio, en el fondo norte, (durante todo el verano se hacían bailes nocturnos con los principales grupos de Extremadura y alrededores) o las competiciones de atletismo, y “los Contador” como protagonistas. Los hijos del querido policía local Idelfonso Contador, que además de buen agente, era un gran churrero, me remito a la Feria en la barriada Argentina, todos los años estaba allí con su puesto de churros y no digo churros de cualquier manera me refiero a los CHURROS con mayúsculas, los mejores de toda la Feria (los churros de la familia Calamonte, en la feria de la Paz, eran muy buenos también).
La familia Contador destacaba por ser buenos corredores, campeones de multitud de pruebas. Jose Luis, Valeriano Manuel e Idelfonso, o el pequeño, Miguel Ángel Contador, es el que más recorrido ha tenido, porque ha dejado la competición recientemente.
Desde mi punto de vista las Ferias en la Argentina fueron las más populares de Mérida. La Feria prácticamente, empezaba en la Puerta de la Villa y desde allí, las luces y los puestecillos, te llevaban a lo que ahora es el parque del Anfiteatro, allí estaba la Feria de Muestras con toda la industria de Mérida y alrededores. Era habitual ver el stand de Carcesa, los motores de Piva o el de la máquinas de coser, Alfha. Con este recorrido llegábamos al recinto ferial, tres calles llenas de puestos de todo tipo: cantinas para beber y comer (en estas ferias vinieron por primera vez los pollos asados toda una novedad).
Un gran símbolo de estas Ferias era la magnífica caseta de baile del Casino, todo el entorno de la caseta era de ladrillos y por encima un entramado de cañas haciendo de rejas y guirnaldas. En el lateral la calle del Estadio se situaba la caseta del Sesenta y Siete, más arriba, la caseta de baile, el Casino Artesano, con los Yankis o los Acuario, deleitándonos, mientras tomábamos una Mirinda; al final de la calle, a la derecha, la del Liceo, donde era habitual, ver a la orquesta Avenida o los Bufones, y enfrente, el Teatro Chino, de Manolita Chen y a continuación todos los “cacharritos”. La calle que cruzaba las tres calles por arriba, era donde estaban todas la casetas de tiro: escopetas, pelotas, dardos, cañas de pesca, y dos tómbolas, una a cada lado de la calle. En la calle de la izquierda, el Circo y su Zoo. En los últimos años destacar “la Minister”, caseta de espectáculos, dos conciertos cada noche de grandes figuras. Esta caseta sustituyó a la que había dentro del estadio, allí vimos a Massiel, AlBano, Miguel Ríos, Basilio, etc.
