Marta Gervasia Garrido Moreno

Concejala VOX Ayto de Mérida


Hace unos días, nuestro primer edil compareció ante los medios de comunicación para hacer un balance extraordinario de su gestión durante el pasado año 2021.

Con gran profusión de medios audiovisuales, clarines, trompetas y fanfarrias, se conmemoró su entronización como Emperador (al estilo de Napoleón en Notre-Dame), César (como cuando Cómodo entró en Roma en un apabullante desfile –véase la película “Gladiator”-), o Líder Supremo de la República Popular de Mérida (como Kim Jong-un, al heredar su cargo en Corea del Norte tras el fallecimiento de su padre, que a su vez lo heredó a la muerte del suyo).

A mí me hubiera gustado personalmente que, en lugar de celebrarse el acto en la sala de prensa del Ayuntamiento, se le hubiera dado un tinte más solemne, no sé, en el Teatro Romano o en la Concatedral de Santa María, previo cortejo compuesto por la Policía Municipal en uniforme de gala, la banda municipal de música, los Coros y Danzas de la Antigua y alguna Comparsa del carnaval, lanzando los emeritenses enfervorizados pétalos de rosas rojas desde los balcones al paso de la comitiva.

Como la que les escribe no lleva mucho en política, pero sí lo suficiente, recordé cuatro hitos históricos sobre nuestro aclamado César: Rodríguez Osuna accedió al bastón de mando de la Alcaldía de Mérida con la promesa de que no permanecería más de dos legislaturas en el cargo (declaraciones de enero de 2015). Esta promesa la ratificó el 5 de mayo de 2021, diciendo textualmente «no voy a presentarme a las próximas Elecciones locales. Me lo preguntáis muchas veces y lo digo más veces. No sé si porque más me lo preguntéis, la respuesta va a ser diferente», «Hice un compromiso personal y no es una cuestión de querer o no. Es una cuestión de cumplir los compromisos y la palabra dada. Yo lo voy a hacer». Próximas a llegar a su fin las sus dos legislaturas como Alcalde se presentó en octubre de 2021 a la Presidencia Provincial de su partido en Badajoz (no sin fuerte polémica), en la su rival le arrolló con un 77% de los votos.

Por último, y más definitivo, al tiempo que hacía su balance triunfalista, irreal y escandalosamente electoralista de su gestión del año pasado al que ya me he referido, dejaba caer que en septiembre de 2022 decidirá si se vuelve o no presentar como candidato del PSOE a la alcaldía de nuestra ciudad.

Osuna ha hecho el clásico “Donde dije digo, ahora digo Diego”. A mí personalmente no me extraña, pero por favor, le ruego que no empiece a pagar su campaña electoral personalista en los medios de comunicación con lo realizado mediante el dinero de los emeritenses.

Pero el Imperio Emeritense no es tan flamante como Nuestro Amado Líder nos pintó, obvió conscientemente algunos borrones en su gestión:

Mérida lidera el desempleo de las grandes ciudades de Extremadura (un 20,14 % de paro y un 40% de paro juvenil, a pesar de la cantidad de funcionarios públicos que aquí residen); ni a la estación ni la línea de Tren de Alta Velocidad se le espera; su manejo del Mercado de Calatrava (Mercado Gastronómico fallido, Espacio Multiusos efímero y ahora un Museo que robará unos metros preciosos a los fines comerciales del centro neurálgico de la actividad de Mérida); del gran proyecto de la Azucarera, ni una palabra; de otro Mágico Gran Proyecto que se anunció para la ciudad, nada de nada; dejamos escapar la Plataforma Logística a Badajoz; no hemos peleado para la instalación de una fábrica de baterías de litio, como si han hecho otras ciudades con uñas y dientes; la desesperación de los comerciantes, hoteleros, hosteleros y residentes del centro con las absurdas y lentísimas obras de peatonalización de Félix Valverde Lillo, Arzobispo Mausona y Camilo José Cela; suciedad, graffitis y cartelería omnipresente en las calles y fachadas de una Ciudad Patrimonio de la Humanidad, a pesar de haber incrementado el Presupuesto de limpieza; aceras, pavimentos, farolas destrozadas y pasos de peatones inexistentes; años sin promociones inmobiliarias y sin construirse nuevas viviendas, lo que ha provocado un aumento desproporcionado del precio de la misma y de los alquileres; despilfarro en absurdas campañas ideologizantes y sectarias; el Museo del Costurero, cerrado; el Museo del Ferrocarril, cerrado; el Museo Abierto de Mérida, infrautilizado; la ampliación del Museo Nacional de Arte Romano, congelada hace 15 años; el Museo Visigodo, esperándolo hace más de 20; el tráfico en la ciudad, caótico; un radar colocado con motivos evidentemente confiscatorios; casi 600.000 euros para patrocinar un festival privado en la ciudad; 90.000 euros a la misma empresa para un solo concierto de un cantante machista y misógino; rechazo frontal a propuestas de bajada de impuestos; rechazo a propuestas de reforestación de la ciudad; absoluta falta de diálogo con el resto de grupos políticos; una nueva ordenanza de terrazas que obliga a hacer inversiones a los hosteleros cuando peor lo están pasando; un concierto de “preuvas” patrocinado por todos en la Plaza de España que fue un canto a la irresponsabilidad sanitaria y al botellón en plena Sexta Ola; cada día más locales comerciales cerrados por toda la ciudad y los autónomos obligados a hacer frente a unos impuestos confiscatorios; los agricultores y ganaderos hartos;…

Podría seguir pero todos los emeritenses (excepto los acólitos conocen los problemas en sus barrios y de sus vidas).

Por eso, le pido con el debido respeto al autocoronado César Osuna que no tome a los emeritenses como tontos y nos trate de engañar con ciento cincuenta días de juegos en el circo romano pagados por todos ellos (como hizo el Emperador Cómodo) para ocultar las miserias de la ciudad y autopromoverse para las próximas elecciones y asegurarse su futuro en política.

Al final de “Gladiator” el general traicionado alcanza su venganza, Cómodo, a pesar de sus ardides y juegos políticos deja la sangre sobre la arena del Coliseo y el Senado, como máximo representante del pueblo, es restituido en su soberanía.

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