Antonio Luis Vélez Saavedra


Ha tenido amplia repercusión en medios la materialización de una vieja ambición, la de la fusión de Don Benito y Villanueva. Se trata de la iniciativa presentada por los alcaldes de ambos municipios, y que ya ha sido validada en Consejo de Gobierno tanto en ámbito regional como en el nacional.

El aprovechamiento de los recursos regantes de las Vegas Altas del río Guadiana, se ha desarrollado fuertemente durante las últimas décadas, y el sector agropecuario de la zona se ha ido consolidando hasta convertirse en uno de los polos de desarrollo económico más importantes de nuestra comunidad.

La fusión, en el caso de ser aprobada en referéndum por los ciudadanos, sin duda vendrá a marcar la pauta en positivo por muchas cuestiones. Principalmente traerá importantes mejoras económicas, las originadas por el hecho de mancomunar y compartir servicios municipales, se ponía el acertado ejemplo de una pareja que da el paso de irse a vivir juntos, compartiendo así gastos, por ejemplo los del alquiler. También la oportunidad de optar a mayores ayudas estatales y europeas así como el de contar con mayores recursos como corresponde a poblaciones mayores.

Pero más allá de las mejoras económicas, en mi opinión, su principal valor parte de la vocación de encuentro entre los ciudadanos, que se han mostrado ilusionados y muy favorables a la iniciativa, al destierro de rivalidades y guerras de campanario, tan tristemente habituales entre localidades vecinas.

En ese sentido yo abogo por respetar igualmente las sensibilidades a nivel regional y no incidir en demasía en la cuestión de la posición que va a ocupar por la población resultante la nueva ciudad en el ranking de ciudades más pobladas de la región. Aunque pueda resultar un buen titular, creo que no aporta mucho y no lo entiendo como uno de los objetivos a nivel práctico de la fusión, además de tratarse de una cuestión ciertamente matizable. Lo digo porque ambas ciudades cuentan con una serie de entidades menores asociadas, la mayoría de ellas surgidas del Plan Badajoz, pueblos de colonización creados en el siglo pasado para el aprovechamiento de las nuevas zonas de regadío. En el caso de Villanueva cuenta con las entidades menores de Entrerrios, Valdivia, y Zurbaran, a 9, 17, y 20 km de distancia respectivamente, y que suman unos 3.400 habitantes.

En el caso de Don Benito, las entidades menores son Conquista del Guadiana (38km), Gargáligas (26 km), Hernán Cortés (16km), Ruecas (12km), El Torviscal (20km), Valdehornillos (22km), y Vivares (29km), que suman algo más de 4000 habitantes.

En total estas entidades menores suman más de 7.000 habitantes, lo que rebajaría las expectativas en cuanto a su posición regional ya que quedaría la cifra de población de la nueva ciudad en su conurbación, habitantes de la nueva urbe, en unos 55.000.

Más allá de este matiz, en cualquier caso la iniciativa es ejemplar en cuanto viene a marcar el camino a seguir para otras localidades y zonas en Extremadura. Pueden favorecer acuerdos similares las políticas de infraestructuras de comunicación y logísticas que se vienen ejecutando desde la Junta de Extremadura en la región, como bien pueden ser las rondas de Badajoz y Cáceres que vienen, entre otras ventajas, a ampliar las áreas urbanas de las capitales provinciales. También importante el próximo desarrollo de los Expacios Mérida y Navalmoral, incluidos en los presupuestos regionales, que crearán sinergias económicas y sociales en sus área de referencia.

Por ejemplo el desarrollo del Espacio Mérida con sus conexiones ferroviarias, podría convertirse por su situación estratégica entre Almendralejo y Mérida, y con las localidades cercanas de Calamonte, Arroyo, Torremejia, o La Zarza entre otras, podría convertirse en un área común industrial y de servicios para una zona de más de 120.000 habitantes, en un ratio de tiempo de 15 minutos. El buen entendimiento, al igual que en el caso de Don Benito y Villanueva, podría traer muchas ventajas al desarrollo económico del conjunto de la región.

También es cierto, como dice el refrán, que el diablo está en los detalles, lo que viene a decir que muchos buenos planteamientos, a medida que se van desarrollando, se terminan llenando de problemas que nacen en los pequeñas cuestiones que inicialmente no se contemplaban.

Pero por intentarlo que no sea, y si llegara el diablo con sus detalles.. procuremos que al menos nos coja confesados.

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