Marta Gervasia Garrido Moreno

Concejal Grupo Municipal VOX Ayuntamiento de Mérida


Tras el procedimiento de contratación abierto simplificado, el 29 de junio de 2021 se formalizó el contrato por el que se adjudicaba el contrato para las obras de pavimentación de las calles Félix Valverde Lillo, Camilo José Cela y Arzobispo Mausona a la empresa IMPESAPI, S.A. por un importe de 1.436.151,07 IVA incluido, con un plazo de ejecución de 8 meses. La ejecución de las obras dio comienzo el 19 de julio de 2021.

A fecha de presentación de este artículo se han superado en más de dos meses los plazos de entrega y recepción de la misma por parte del Ayuntamiento aunque parece que la ejecución de las obras está en ya en sus fases finales, con los defectos que se han detectado en las partes que se ejecutaron al principio (adoquines sueltos o con mínima sujeción de cemento, manchas de aceite en calzada y acerado,…) quizás la recepción final se demore aún más mientras se efectúan las reparaciones.

Ya el año pasado, poco después del inicio de las obras, advertíamos en estas mismas páginas de que era imposible que la adjudicataria terminara las obras en plazo, ya que únicamente trabajaban un capataz y tres peones, junto al operador de la retroexcavadora. Sugeríamos que si eran capaz de finalizar la ejecución en plazo con tal despliegue de medios habría que otorgarles la Medalla al Mérito en el Trabajo.

En septiembre de 2021, y a la vista de las molestias que las obras estaban ocasionando, presentamos una proposición de modificación al contrato de adjudicación con plena cobertura normativa, que acortara el plazo de entrega de 8 a 5 meses. La Corporación Municipal, como es habitual no nos hizo ni caso, y claro, como consecuencia, las obras no se terminaron antes de Navidad, ni para Carnavales, ni para Semana Santa, ni lo estarán para Emérita Lúdica, a pesar de los anuncios lanzados, plagados de buenos deseos de nuestro máximo regidor municipal.

También hemos de estar aliviados porque las obras lleguen a su fin, porque gracias al Manto de nuestra Mártir Santa Eulalia, ha sido un milagro que ningún peatón resultara herido mientras atravesaba trincheras, cráteres en el suelo, cantos rodados y todo ello, mientras maquinaria pesada transitaba entre los sufridos viandantes.

Pero cuando esta pesadilla parece llegar a su fin, recordamos mediante la oportuna pregunta al Sr. Alcalde que si ya había adoptado una decisión que se demora desde el Pleno de Julio de 2021 en el que expuso que no conocía si la circulación futura en las calles objeto de las obras será sometida a un régimen de cierre total al tráfico rodado (como en la calle Santa Eulalia), circulación restringida sólo para garajes o circulación limitada a las condiciones de la vía y el tráfico.

Fue presentar la pregunta en el Registro del Ayuntamiento, y justo al día siguiente (antes por supuesto de respondérnosla por escrito), con gran profusión en medios de comunicación, se trasladó a la ciudadanía que la decisión final era la someter a estas calles a un régimen de circulación restringida sólo para propietarios de vados o residentes (a estos últimos desafortunados, durante dos horas, eso sí).

Es decir, que los comerciantes de la zona, tras haber sufrido 20 meses de pandemia y casi un año de obras (muchísimos de ellos se han obligado a cerrar sus negocios) ahora conocen que se les privará completamente de la afluencia de clientes que se desplacen en vehículos.

Tampoco se ha tenido en cuenta a la hora de tomar esta decisión, a los vecinos, muchos de ellos de avanzada edad y limitaciones de movilidad, ni a los turistas que pretendan llegar a los establecimientos hosteleros del centro o a los clientes de restaurantes y cafeterías de todo el centro de la ciudad, a los transportistas de carga y descarga, padres y alumnos del Colegio Trajano,… provocaría la continua congestión de las vías que hasta ahora se han venido utilizando para desviar el tráfico (que son peatonales, como la Calle Concepción, Cárdenas y San Francisco) con alto peligro de atropellos.

El objeto de nuestro actual gobierno municipal es evidente, expulsar del centro de Mérida a todos los vehículos a motor, basados en los mitos de la demagógica Agenda 2030, para evitar las emisiones de CO2; esta justificación se derrumba por datos científicos, ya que Mérida tiene un Índice de Calidad del Aire excelente, según los propios datos del Ministerio de Transición Ecológica.

En la pregunta dirigida al Sr. Alcalde le hemos cuestionado sobre la justificación técnica, económica y de tráfico que ha llevado a adoptar la decisión del régimen de circulación restringida y si tienen algún estudio económico sobre las consecuencias de la misma, sobre todo sobre el impacto en los comercios de toda la zona centro de Mérida. Esperaremos con paciencia, pero recordamos la obligación que pesa sobre toda Administración Pública de motivar y justificar sus decisiones.

Esta decisión injustificable, se une a la de convertir el mercado de Calatrava en un nuevo museo, más bien un almacén de piezas archivadas por el Consorcio de la Ciudad Monumental hurtando así varios miles de metros cuadrados a la iniciativa comercial en el centro de Mérida. Todo ello como operación de lavado de cara tras su rumboso proyecto de Mercado “Gourmet” que acabó en fiasco y la efímera idea de convertirlo en un centro “multicultural”, que ni el que parió la burra sabía que significaba.

Así pues, la restricción al tráfico anunciada y la desaparición del Mercado como tal para convertirlo en un almacén de restos de escaso valor (si lo tuvieran ya estarían expuestos en el Museo Nacional de Arte Romano), conduce, irremisiblemente a la muerte del centro. Se convertirá en una zona de paseo, pero imposible para realizar compras, desincentivando y desanimando los accesos al centro de los clientes, es decir, la puntilla a los comerciantes y empresarios, que no sólo tienen que luchar contra las ventas por internet, las grandes superficies y los polígonos comerciales, sino ahora también con las barricadas de su propio Ayuntamiento.

No somos agoreros ni negativos, si no que atenemos a los hechos que ya han ocurrido en otras ciudades, próximas: Tenemos la experiencia cercana de las capitales próximas de Cáceres y Badajoz; en la primera, la calle Pintores y la Avenida de España, antaño pulmones comerciales hoy aparecen como fantasmagóricas; en Badajoz, las zonas de las calles Menacho (de plataforma única) y San Jorge, antiguamente epicentros de la vida comercial y social de la ciudad, aparecen desoladas, e incluso con problemas crecientes de seguridad ciudadana, por su abandono.

En fin, con estas absurdas decisiones adoptadas por el gobierno, han firmado la sentencia de muerte para la vida tal y como la hemos conocido siempre en el centro de Mérida, pero desde aquí, hago una llamada a la esperanza a los emeritenses residentes en el centro, a sus comerciantes y a los trabajadores (que son de toda la ciudad): el próximo año hay elecciones municipales, y en el momento que accedamos a ejercer responsabilidades de gobierno, revertiremos esta condena a muerte.

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