El joven estudiante de la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña (ESCAC) ha recuperado las seis grandes obras, junto a todo el material doméstico, del director Manuel Pérez-Sala

-Las películas, que están rodadas en la década de los 40’s, 50’s y 60’s, suponen las primeras piezas de cine a color y sonoro en Extremadura

-Los más de 30 títulos han sido remasterizados en la Filmoteca de Cataluña, gracias a un convenio con la ESCAC


Este martes, en la sala de prensa del Ayuntamiento de Cáceres, el director de cine emeritense, Mario Martínez Sáenz, ha anunciado, junto al concejal de Cultura, Educación y Comercio, Jorge Lorenzo Suárez, el rescate de toda la obra fílmica del primer gran cineasta extremeño, Manuel Pérez-Sala.

En la rueda de prensa, el joven estudiante de la ESCAC ha informado que los archivos, grabados en 16mm entre 1940 y 1961, han sido remasterizados por la Filmoteca de Cataluña con una limpieza de infrarrojos y un preparado para su preservación digital en 4k.

La colección está integrada por más de 30 títulos de cine convencional y doméstico, entre los que destacan sus seis grandes trabajos: Éxodo de Salvación (1954), Wolfram (1956), Montehermoso (1957), Imperator (1958), Norba Caeserina (1959) y su última película, Égloga (1961).

Estas imágenes constituyen las primeras grandes obras de cine extremeño amateur, de ficción y no ficción, en el que un director extremeño retrata la región con su propio trabajo audiovisual. Suponen, también, las primeras piezas a color y sonoro del séptimo arte en Extremadura.

El concejal expresó su gratitud al recibir a Mario, ensalzando “el talento de este joven que hay que apoyar porque nos descubre, con este trabajo, la otra España, nuestra región, y para nosotros es un placer”.

Jorge, antes de dar paso al cineasta emeritense, indicó que “es un honor que un extremeño investigue sobre su tierra y nos acerque a conocer Cáceres a través del cine”. “Para nosotros, reconocer el trabajo de gente joven fue pieza fundamental desde que esta corporación llegó al Gobierno, y hoy es buena muestra de ello”, recalcó el concejal de Cultura.

Por su parte, Sáenz comenzó agradeciendo la disposición del Ayuntamiento de Cáceres, que, junto a su alcalde, Rafael Mateos, y concejal de Cultura le han permitido exhibir públicamente este hallazgo: “Agradezco a Rafa y Jorge por ofrecerme este espacio para anunciar esta investigación que he llevado a cabo desde hace meses”. Destacó la colaboración conjunta de la ESCAC y la Filmoteca de Cataluña, que “sin su ayuda y trabajo, este proceso hubiera sido imposible conseguirlo”. También recordó sus inicios con el cine: “Especialmente, gracias al Cineclub Forum y al Festival de Cine Inédito de Mérida, que me apoyaron desde el principio y me enseñaron otro tipo de cine, cuando pertenecí al Jurado Joven de 2017”. “Y, por supuesto, a Arturo Fernández Salas, nieto del primer gran cineasta extremeño, que es quien me ofreció estas películas de manera desinteresada y con la única intención de restaurarlas de la mejor manera posible”.

Mario relató los inicios de la investigación: “Como extremeño y cineasta, esta investigación nació de una búsqueda de referentes. Como extremeños, casi siempre se nos ha negado nuestra propia mirada. Estamos acostumbrados a que Extremadura se venda como plató y que sean siempre producciones extranjeras las que vengan a aprovecharse de las riquezas de la región. Quise buscar el cine hecho por los propios extremeños y darle la importancia histórica que merece”.

El joven director quiso poner de relieve la importancia de haber restaurado estas obras, que “deben ser reconocidas como parte del patrimonio cultural y artístico, considerándolas piezas clave de la identidad del pueblo extremeño. Es ahora el momento de ser conscientes de su relevancia y darle el valor que merecen. Hemos recuperado parte de nuestro pasado, de todos los extremeños, y con lo cual ahora podemos ver con ojos más abiertos el presente”, detalló.

Sáenz explicó la relevancia que tiene poner en valor al cine extremeño y a los extremeños trabajadores en el sector audiovisual, porque “Extremadura no se puede entender sin el exilio, un exilio en presente en el que profesionales como yo nos vemos obligados a partir en búsqueda de nuevas oportunidades. Muchos allí se quedan, pero otros deciden volver para poder hablar de lo nuestro”. Reconoció la importancia que tienen las instituciones en este sentido: “Deben apostar por esas voces que, si no, encontrarán otros escenarios fuera de la región y acabarán olvidándose de ella”. El propio emeritense ha “sufrido” en “mi propia piel” la dejadez y pasividad de anteriores organismos públicos y debería ser desde el propio origen donde “más fuerza y confianza se nos debería dar”.

“Estamos en una nueva época para el cine extremeño; tenemos capital humano de sobra y poco a poco está entrando el económico. Hay que apostar por la cantera que tenemos aquí y fomentar proyectos que unan. El cine es cultura y puede ser un motor de la región, pero muchos se van fuera porque, ni siquiera, se ha sentado nadie con ellos para debatir la posibilidad de realizar aquí las cosas. Sé de sobra, por experiencia propia y la de compañeros, lo complicado que es traer de vuelta a profesionales extremeños para rodar proyectos cinematográficos en nuestra propia tierra. Debemos cambiar las intenciones: hacer cosas desde aquí, con los de aquí, y no en que vengan otros a hacerlas”, finalizó Martínez Sáenz.

Además, el propio Jorge Suárez confirmó que su equipo de gobierno estális trabajando en cerrar una fecha para realizar un sentido homenaje al histórico director extremeño Pérez-Sala, con una exposición y reestreno de sus películas en el Gran Teatro de Cáceres, setenta años después de que se proyectaran por primera vez en el mismo lugar.

Biografía

Manuel Pérez-Sala (Novelda, 1906 – Cáceres 1986) se traslada durante la Guerra Civil Española a Cáceres, donde se establece hasta su muerte y realiza la totalidad de su obra fílmica. Siempre se consideró a sí mismo como cacereño. De profesión contratista, se inició en las artes gracias a su afición a la fotografía, aunque al poco tiempo adquirió una cámara de cine de 9.5mm, con la que comenzó a retratar la realidad extremeña de los años 40. En la década de los 50, da el salto al cine amateur y fundó una pequeña productora de cine con la que comienza a rodar obras de ficción y no ficción en 16mm.  Gozó de gran reconocimiento en su época en el panorama nacional y fue ampliamente galardonado. Una de sus películas, Montehermoso (1957), fue elegida para representar a España en el Festival Internacional de Cine Amateur de Badem (Alemania), en 1958. Y su última película, Égloga (1961), se alzó con el Premio Nacional de Cinematografía Amateur de 1961, poniendo broche de oro a su carrera.



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