Amigos de Mérida


Se funda Mérida aprovechando un vado en el río Guadiana. Esto la convierte en lugar de paso obligado en la travesía que unía y continúa uniendo el norte y el sur peninsular.

Los medios de transporte que utilizaban los fundadores de nuestra ciudad no cambiaron en siglos, hasta que mediado el siglo XVII el escocés James Watt inventa la máquina de vapor. Un siglo después, el ferrocarril se abría paso tanto hacia tierras desconocidas como por caminos recorridos durante siglos. Lógicamente, los nuevos caminos de hierro también se vieron en la necesidad de atravesar montañas, barrancos y ríos.

Mérida no pierde la oportunidad que le brinda el tren y se impulsa en él para construir una vía al futuro. Al eterno puente romano le nace un hermano río abajo, hierro y piedra se elevan sobre las aguas del Anas con el objeto de facilitar el paso a esos extraños personajes de hierro y madera que, guiados por carriles de acero, llegaban hasta las más importantes ciudades españolas.

No fue sencillo. Las 187 toneladas de cada uno de los once tramos que lo componen debían asentarse sobre firmes cimientos y la tercera pilastra se resistía a encontrar dónde apoyarse. Lo consiguió gracias al trabajo titánico de trabajadores e ingenieros que no cejaron en el empeño de construir ese puente que les llevaría, al ferrocarril y a Mérida, a un próspero futuro. “La millonaria” se bautizó la tercera pilastra.

Las dificultades que se encontraron crearon desconfianza entre la población. Como acontece en cada revolución, hubo que debatirse entre la seguridad de lo conocido y la nebulosa senda que lleva al mañana. Nadie quiso realizar la prueba de carga del nuevo puente de hierro sobre el río. Tuvo que ser un ingeniero y su hijo, de 19 años, quienes lo atravesasen repetidas veces, ante el asombro de los asistentes.

Desde el 14 de diciembre de 1883, día en que se realizó su primer servicio, sus 605 metros de largo han permanecido en activo, superando riadas, guerras y la desidia de la administración, que ha permitido que actualmente se encuentre en un indigno estado de conservación.

Los Amigos de Mérida se congratulan del reciente anuncio de Adif que pretende destinar casi diez millones de euros en su mantenimiento y refuerzo. Merecido lo tiene. Esperemos que se acometa pronto la obra y que los esfuerzos de la Asociación Extremeña de Amigos del Ferrocarril, que demandan una mejor conservación del más largo puente de hierro español mediante la declaración de Bien de Interés Cultural, no caiga en saco roto.

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