Rafael Angulo
Periodista
Jurgen Klopp es alemán, entrenador de fútbol que dejó esta temporada el Liverpool, donde obtuvo sus mayores éxitos deportivos. Está casado, tiene dos hijos y es cristiano protestante, hecho que siempre destaca, pues Klopp habla abiertamente sobre su fe: «Ser creyente, pero no querer hablar de ello, ¡no sé cómo funciona! Si alguien me pregunta sobre mi fe, doy información”. «No es que pretenda ser una especie de misionero, pero cuando miro hacia mí mismo y mi vida, y dedico tiempo a eso todos los días, siento que estoy en excelentes manos».
Klopp siempre conservaba la sonrisa, incluso cuando su equipo perdía. Preguntado por ese estado de ánimo, dijo: “A veces la gente me pregunta por qué siempre estoy sonriendo. Incluso después de perder un partido, a veces sigo sonriendo. Es porque cuando nació mi hijo, me di cuenta de que el fútbol no es vida o muerte. No estamos salvando vidas. El fútbol no es algo que deba propagar la miseria y el odio. El fútbol debe ser inspiración y alegría, especialmente para los niños”.
¿Saben que el himno del Liverpool es “You´ll never walk alone” Pues eso, “Nunca caminarás solo”, Klopp ya lo llevaba aprendido, por eso no mira sólo al balón…
Durante muchos años he ido al Estadio Romano a ver los partidos de fútbol con mi Jorge, que es síndrome Down. Y, a veces, Jorge miraba a todos los sitios menos a donde estaba el balón o al futbolista que llevaba la pelota en los pies. Cuando se va un partido de fútbol, el espectador mira generalmente al balón que es el protagonista del juego. Uno puede tener el instinto de estar mirando el balón, pero el que solo mira la pelota se pierde un montón de cosas.
Los grandes futbolistas, Pelé, Maradona, Cruyff o Messi son reconocidos por su visión de juego. Y mi Jorgito también. Un gran jugador es el que levanta la mirada para saber dónde están sus compañeros, sus rivales y los espacios donde poner el balón. Y Jorgito también.
He tardado en comprender que la peor ceguera en el fútbol en solamente mirar al balón.
¿Qué pasa cuando uno mira solamente el balón, pues que se pierde muchas cosas importantes para el juego?
¿Qué pasa cuando uno en la vida se queda mirando lo inmediato, con visión chata, pues nos perdemos otras cosas que son claves para entender lo que nos está pasando, lo que estamos viviendo e impide salir adelante en situaciones difíciles? Y no solo el balón, todo contribuye al partido.
San Pablo dice que todo contribuye para el bien de los que aman a Dios.
En la vida hay situaciones complicadas, difíciles, en las que dudamos que en ellas está Dios, pues amar es evitar el sufrimiento. Pero hay que levantar la mirada del balón y de la situación. Hay que ir con la mirada levantada. Un cristiano que solo mira el suelo se está perdiendo gran parte del partido, una persona que solo mira lo inmediato, pierde una perspectiva maravillosa para disfrutar la vida porque están pasando más cosas aparte del balón. Hay toda una armonía, táctica y estrategia que explican el juego de un equipo.
Y también Jesús, el Señor, que es nuestro entrenador, tiene una estrategia, un plan, para llevarnos al cielo. Y por eso, si nos quedamos solo mirando el balón, no hacemos caso al entrenador que nos pide que miremos todo el campo de la vida, con sus personas y situaciones.
He tardado en comprender que la peor ceguera en la vida es mirar sólo lo inmediato, porque me hace perder la perspectiva en los planes del entrenador. María es la persona que mejor siguió los planes del entrenador, guardaba todas las cosas meditándolas en su corazón. Y tiene la mirada más limpia y elevada que se puede tener.