Antonio Luís Vélez Saavedra


Es habitual que se refrieran a Mérida con la expresión el Marco Incomparable, principalmente aludiendo al epítome del patrimonio e imagen señera de la ciudad que no puede ser otro que el Teatro Romano. Y así, es muy frecuente escuchar a actores o directores de las obras de teatro del Festival, personalidades que nos visitan, etc.. al ser entrevistados, recurrir a esa frase manida ante la sorpresa y el impacto que les supone contemplar en vivo la majestuosidad, no solamente ya la escena milenaria del Teatro, sino ante la presencia de cualquiera de los muchos espacios monumentales con los que cuenta nuestra ciudad. Cuando llega ese momento, a mi entender cierto síndrome de Stendhal se apodera del viajero, que por un momento se queda sin palabras y ante la necesidad de verbalizar esa impresión, ya sea en persona o por redes, se activa lo recurrente, el topicazo del Marco Incomparable

Pero en la realidad sí que podemos hacer comparaciones, ya que el de Mérida no es el único teatro romano de la península: Cartagena, Málaga, Cádiz, Sagunto o los más cercanos de Medellín o Regina y muchos otros, ya que era un elemento común en las urbes romanas. Igualmente Mérida no es la única ciudad con pasado romano, visigodo o musulmán de nuestro país.

Mas siendo eso cierto, también lo es que si a cualquier español le decimos que piense en un teatro romano mayoritariamente se le vendrá a la mente la imagen clásica del de Mérida, y posiblemente igual si le preguntamos por un festival de teatro, entre otras cosas porque el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida ya va por su 69 edición, siendo el más antiguo del país.

Estos elementos son dos de los más destacados de entre los que forman parte del hecho diferencial de Mérida, como parte de la personalidad que la distingue entre otras ciudades. Al mismo nivel lo es su condición de Ciudad Patrimonio de la Humanidad, un club del que solo forman parte 15 ciudades en España, en las que lo singular de cada una va mucho más allá de un lugar en concreto y engloba tanto el urbanismo como un conjunto de edificios notables. Y entre esas 15, solo 3 son capitales autonómicas, Santiago de Compostela, Toledo y Mérida, siendo a su vez Mérida y Toledo las únicas que fueron capital de España en algún momento de su historia, aunque Mérida lo fue en más de una ocasión, tanto en la época romana, como en la visigoda, en ese sentido el Museo de Historia de la Ciudad proyectado con el dinero asignado a las Ciudades patrimonio desde el Ministerio, parece bastante acertado dada la relevancia del pasado emeritense.

Y si con Toledo compartimos pasado capitalino y político peninsular, con Santiago compartimos la relevancia religiosa, como destinos de peregrinación en la península. Antes de la ocupación musulmana, los caminos del cristianismo apuntaban a Mérida y a la figura de la Mártir Santa Eulalia, pero los caminos de la guerra acabaron guiando a los peregrinos hasta el apóstol Santiago, una cuestión sobre la que se hablará mucho en este 2023 que marcará el inicio del Año Jubilar Eulaliense, concedido por el Vaticano y que girará alrededor de ese nuevo espacio que será la gran Plaza de Santa Eulalia.

Con esa herencia tan destacada, y las actuaciones previstas Mérida va camino de convertirse a medio plazo en un potente centro de investigación histórica y patrimonial y también en un laboratorio de innovación turística y cultural.

Y si a esto le sumamos el otro elemento diferencial como es el de la Capitalidad Autonómica, que debe ser dinámica y mejorar al igual que lo hace el patrimonio, ya ahí tendremos bien fijas todas las palancas que debemos empujar para mover a esta ciudad, que tan pocas comparaciones admite, hasta el futuro.



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