Alfonso Valadés


En la retina y memoria colectiva del aficionado siempre tendrán especial preponderancia las dos campañas que el M.C.P. saboreó las mieles – y las hieles – de la por entonces denominada como “liga de las estrellas”, y de manera un tanto especial, el primero conquistado en la ciudad armera de Éibar, con aquel obús de Crescencio, donde la tropa del sargento Kresic sacaba billete para el vuelo galáctico 95/96. Una vez que “Evaristo pitó el final de la contienda, Pepe se quedó sin uñas”.

En el debut de aquella guerra, más que pagar la novatada, – que también -, quizás un poquito si que nos “acogotamos”, al ver el potencial armamentístico de los enemigos a batir, y acostumbrados como estábamos por estos lares, a casitas con patio o corral, “en relación a nuestros orígenes, y antecedentes en este mundillo de don balón”, más de uno sintió el vértigo de las alturas, al vernos en la cumbre del futbol.

Los que hemos tenido padres aficionados y seguidores de los distintos Méridas, que vivieron en sus carnes aquellos enfrentamientos en el campo de la Antigua, ante aquellos clubes norte africanos del protectorado de España en Marruecos, como eran los AT. Tetuán, Magreb o España de Tánger, solían ser los más perplejos y alucinados, con lo que supuso todo aquello, y la repercusión mediática sin precedentes.

Mi padre por ejemplo, que de esto algo sabía, me solía comentar: “Hemos pasado de comer medio chusco, y sopa de fideos, a jamón de pata negra, razón no le faltaba, y no lo digo precisamente, por el jamón “dehesa de Extremadura”, que fue uno de los sponsor de nuestra tropa, en el pecho-lata”.

Especialmente amargo fue aquel (19-05-96) donde la derrota del M.C.P. en el Bernabéu con aquellos cuatro misiles que hicieron blanco en nuestra portería, a su paso por la penúltima jornada, esto entraba dentro de lo normal, dado el potencial del otro bando, donde en su fortín se congregaba más de nuestro núcleo poblacional al completo, e incluyendo gatos, perros y los patos del Guadiana; así que, tocaba estar con los oídos puestos –no tan normal- en el Carlos Belmonte, donde el Albacete de Iñaki Sáez, ya con el tiempo sobrepasado empataba 2-2 al Racing de Nando Yosu, merced a un certero disparo del artillero Paco Luna, (que casualmente el jugador jerezano, ese mismo día, se estrenaba como padre de su primer hijo).

Un gol que de no habérselo “tragado” el centinela José Ceballos, nuestro escuadrón hubiera sido el que habría entrado en una guerra sin cuartel ante los legionarios del Extremadura CF. En la batalla de promoción a primera, que estuvo a punto de producirse y estallar la mecha, que en el último tiro, apagó el ínclito Paco Luna.

Pero claro, si el M.C.P. del comandante José Enrique Díaz, no asciende en Tajonar, contra todo pronóstico, con el postrero penalti transformado por Ricardo Sanz, más la manita que de paso nos echó el CD Lugo en el Mini Estadi, tampoco nuestro ejército habría pisado jamás un campo minado, y difícil como es la liga de futbol profesional, que es el argumento principal de este comentario, y que ahora, ya instalados en este sofisticado búnker, hacemos un armisticio bélico, en cuanto a la narrativa se refiere.

Una categoría profesional, a la que el conjunto emeritense se adaptó rápido y bien. Se fichó con más acierto y criterio que en primera, siendo conscientes también de que las circunstancias no eran las mismas.

Ya en su primera toma de contacto fue un botón de muestra, con los traspasos de Vinsjic y Milojevic, a Rayo Vallecano y Real Mallorca, por 70 y 60 kilos respectivamente.

No pretendo hacer aquí un panegírico de todos ellos, pero excepto el de Canabal “por 800 motivos”, el mejor negocio que hizo Fouto, fue con el traspaso de Juan Carlos Quero, al Real Valladolid de D. Marcos Fernández, que para abaratar los costes en la adquisición del “caracoleador” incluyó además en la operación a un tal Gabi Correa, que junto a Toribio y Luis Sierra, está entre los 5 o 6 futbolistas que más rendimiento han ofrecido en este equipo; un Quero, que con sus goles … en Pucela no provocó en Zorrilla, avalanchas ni caídas de vallas, sencillamente no cuajó, y acabó cedido al Córdoba CF de 2ª”B”, una categoría de bronce, que iba a ser su hábitat natural en los siguientes cursos.

Ya en la campaña del debut, 91/92. Se revalorizó –y de qué manera-, quien a lo largo de su brillante trayectoria deportiva se convertiría en el jugador con mejor palmarés en la “rocambolesca” historia del club romano, y como alguno ya habrá intuido, nos estamos refiriendo al portero Santi Cañizares. (Primer jugador en contar con una peña en Mérida), al que formando parte del mejor Valencia CF. De todos los tiempos, -quien te ha visto, y quien te ve-, Claudio Ranieri, lo bautizó como “el dragón”.

Como no, la llegada de Juan Gómez “Juanito”, y no digamos ya su fatal desenlace aquel cada vez más lejano (2-04-92). Que pasó igualmente a la historia del futbol. Nuestra ciudad estuvo en boca de toda España, no solo del ámbito futbolístico, ya que el carisma del personaje en cuestión traspasaba las barreras de lo estrictamente deportivo, y sus 38 años de vida dieron para varios libros, y no quedó indiferente a nadie, hasta el popular y populista D. Ángel Valadés, le mandaba misivas después de muerto: “cartas a Juanito”.

En la misma maldita carretera de tan funesto recuerdo, y con todo aquello todavía bastante reciente, como es la “autovía nacional 5ª, un (11-12-96). Perdía la vida con 22 años Óscar Molina Sánchez, en otra madrugada que se convirtió en tragedia, y que igualmente fue para todos, un palo muy duro.

Con anterioridad destacaba la gestión de Fouto en el capítulo de fichajes, y de la misma manera también pongo en la balanza algunos de sus errores, y creo que el mayor de todos fue el precipitarse en la destitución de Kresic, tras la derrota de aquel partido aplazado ante la U.S. Lleida de José Manuel Esnál “Mané”, 0-2 (Antonio Roa y Gerardo), los números del “comandante” Croata hablaban por si solos: aquella Tda 96/97 batía un record en la categoría al haber permanecido 14 encuentros invictos y HABER SUMADO NUEVE VICTORIAS CONSECUTIVAS.

Tras su salida dejaba al equipo romano con 12 partidos ganados, 7 empatados y 4 perdidos, y estando situado en puesto de ascenso directo a primer división, (vamos, que D’Alessandro tuvo que remontar poquito).

Para que os hagáis una simple idea: en sus casi dos años en 2ª”A”, perdió nueve partidos y la única derrota como local fue precisamente ese 0-2 ante el conjunto de “la terra ferma” y que le costó el puesto.

Ya acotando, y para dar variedad y colorido, -para gustos los colores-, os voy a ofrecer un ficticio combinado- selección, de futbolistas que hayan defendido este escudo como máximo en esta categoría de plata, y que con posterioridad no hayan jugado en 1ªD. toma nota: Cañizares, Parra, Tamayo, Salguero, Unay Vergara, Vinsjic, Aldana, Mosquera, Benítez, Milojevic y Aquino.

Si tuviera que elegir al jugador más representativo del M.C.P. a su paso por esta categoría me quedaría con Pepe Salguero, que en sus tres temporadas aportó experiencia, profesionalidad y regularidad, es el futbolista que más veces se enfundó esta camiseta en segunda división con 104 partidos, “jugó el 100 frente al CD Toledo”, José Mª con 94 y Toribio 72, completan el pódium. A su retirada la Tda 94/95 se quedó un año más en Mérida como relaciones públicas del club, y aprovechó también para terminar la carrera de derecho, y como “al Cesar lo que es del Cesar”, no debería omitir que “este caballero del deporte” también anotó el gol Nº 100 del M.C.P. en Sestao, campo de las Llanas, y es que, el país vasco “siempre ha sido talismán” para nuestros intereses.

Es evidente, que muchos asocian la máxima categoría con sofocos y de estar “como las mujeres de Pedro Almodóvar”, mientras que en 2ª, se solía disfrutar más, y con menos taquicardias. Particularmente, ante la visita a Mérida, de los grandes clubes, me sacaba de quicio que infinidad de extremeños de cualquier punto de la región, vinieran al Romano con camisetas y banderolas de merengues o culés, que era lo mismo que tirar piedras contra su propio tejado, una actitud tan torpe, como matar la gallina de los huevos de oro.

Sin entrar en comparativas, no hablo aquí de ser “cabeza de ratón o cola de león”, ya que la 2ª”A” en España, es una categoría que en potencial podría estar perfectamente entre las 6 o 7 mejores ligas de Europa.

Y en el capítulo de curiosidades, somos el único club de esta división que no la perdió nunca clasificatoriamente en el terreno de juego, dándose la excepcional paradoja, de que el año de la desaparición no se logró un tercer ascenso por los pelos de David Fernández, jugador del colista y descendido CD Toledo, con aquel postrero gol del empate 1-1. Que fue decisivo y determinante al no depender ya de él, la escuadra de Juan Señor.

Si la memoria no me hace un regate, este puede haber sido perfectamente el gol que más daño ha hecho a un equipo de futbol tal y como ahora lo conocemos. Hablando en plata, y nunca mejor utilizada la terminología, pasamos de estar tocando el cielo con los dedos, a la desesperación y posterior desaparición, en menos que cantó, “un gallito”.

Y es que hasta para esos, fuimos únicos, y originales.



                                                                                  

 

                           



 

About Mérida Digital

Toda la información relacionada con Mérida y su Comarca

View all posts by Mérida Digital

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.