Antonio Luis Vélez Saavedra


 

Acabamos una vez más el año con este mes de diciembre, la suma de festivos alternos que suponen en Mérida los días 6 de la Constitución, 8 de la Inmaculada, y 10 de la Mártir Sta Eulalia, resultan en más que un puente, en el popularmente conocido como acueducto de diciembre.

Aunque pareciera mas bien un tobogán por el que descendemos acelerando hasta el final del año, aumentando la velocidad/actividad familiar y social a niveles de vértigo. Una especie de atracción de feria en la que nos montamos desde inicios de diciembre y no nos bajamos hasta pasado el 7 de enero.

Y aunque parezca una redundancia decir que acabamos, como decía al principio, el año en diciembre no siempre fue así. Y es que el calendario no fue siempre tal y como lo conocemos, ya que el más antiguo establecido por Rómulo el primer rey de roma (siglo VIII a.c) solo contaba con diez meses, siendo marzo el primero de ellos y diciembre el décimo mes decembris – el segundo rey de Roma, Numa, añadió 2 meses más para corregir el desfase entre las fechas y las estaciones, y los dos nuevos se añadieron después del décimo que era diciembre: Ianuarius, enero en honor a Jano y februaruis febrero en honor a Februus dios de los muertos y la purificación. Los romanos terminaban el año purificándose con ofrendas a los dioses para curarse en salud por los desagravios cometidos durante el año en una especie de confesión general destinada a no soliviantar la ira de las divinidades.

Siglos después en el año 153 a.c. se produjo un cambio que aún dura hoy en día. Roma elegía a sus cónsules a principio del año, que era en Marzo, pero los militares pidieron que adelantaran la fecha para poder preparar con anterioridad las campañas militares y poder comenzarlas a principios de primavera, por ello el Senado de Roma cambió el comienzo del año político de marzo a enero. Y así permaneció hasta consolidarse en el 46 a.c. cuando Julio Cesar realizó la reforma definitiva del calendario romano para dar paso al longevo calendario juliano incluido enero como principio del año. Es por eso creo yo que en este mes nos entra la prisa a la hora de acabar el año, en un mes que en principio era el décimo y resulta que nos pilla en el doce, y así todos a ultima hora, preparando cenas, comprando lotería o regalos como si no hubiera un mañana, un estado de urgencia social al que debemos pedir explicaciones, como decía, a los romanos.

Otra curiosidad es que, como es sabido, en homenaje a Julio Cesar y Augusto los romanos les dedicaron una calle en el calendario poniendo en su honor el nombre a los meses de Julio y Agosto, que debían tener los dos para no ser uno menos que el otro 31 días, y es por lo que Febrero se quedó con menos que los demás meses.

A poco que lo pensemos con detenimiento, lo cual es algo casi imposible, dada la velocidad a la que sucede diciembre, es casi heroico sobrellevar estas fiestas entre tantos compañeros de trabajo, amigos, y familia. Pero, como no somos nadie para cambiar la historia, suerte que tenemos a la patrona Mártir Santa Eulalia para encomendarnos para lo que queda de año y el que viene.

Y si pueden, igual que recomienda la DGT, reduzcan la velocidad, y regálense un poco de pausa para diferenciar en estas fechas, e igualmente durante todo el año, lo urgente de lo importante, y lo importante entre lo cotidiano.

Salud para todos, hagan sus compras en los comercios de la ciudad, y ya para enero vayan recordando el refrán: días de mucho, vísperas de nada.



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