Asociación Amigos de Mérida


El siglo XVIII legó a la humanidad una de las más maravillosas y fructíferas de las obras que la civilización ha dado a luz. La enciclopedia de Diderot y D’Alembert no fue solo una obra ingente y ardua, sino también un espíritu. El alma de la enciclopedia fue y es el ansia de conocimiento, extensivo, ordenado y accesible universalmente. El corazón de la enciclopedia fue entonces y sigue siendo hoy orquestar una sinfonía en la que se entremezclasen múltiples melodías, diversas como cada uno de los instrumentistas que la interpretasen, y que se extendiese, como un faro, hasta el fin de los tiempos. No en vano, es quizás la obra cumbre del “siglo de las luces”, luces que nos llegan desde el pasado para iluminarnos en el camino hacia el futuro.

Muchos hogares emeritenses todavía mantienen en algún lugar destacado de su casa, esa Espasa o Durvan, compradas a plazos con gran esfuerzo hace varios lustros, con sus miles de páginas y millones de entradas, dormidas en un profundo y eterno sueño de quien sabe que no despertarán. Desde el advenimiento de internet, ya solo son trastos inútiles que nadie quiere, aunque casi nadie es capaz de desembarazarse de ellas.

Esto no significa que el brillo del deseo de conocimiento, de ampliar día a día los horizontes del saber, se extinga. Tan solo se adapta, cambia de ubicación para evanescerse en una nube ubicua e infinitamente más accesible al común de los mortales. En esta mutación, la nueva referencia es Wikipedia, la enciclopedia de contenido libre, abierta y colaborativa, que recoge el legado de los originales ilustrados para profundizar más aún en contenidos destacados de interés. En el siglo XVIII era prácticamente imposible descender a lo local para hacer más capilar las entradas de la enciclopedia. Hoy es posible, es más, es necesario si no deseamos desaparecer en un tsunami globalista que ahogue las infinitas lumbreras que cada terruño posee y que, famosas o no, aportan brillo a la humanidad.

Hace poco, la asociación Amigos de Mérida recibía la solicitud de apoyo para promover a uno de sus más insignes poetas, Rufino Félix, a la medalla de Extremadura. Fue entonces cuando percibimos que ni siquiera poseía una entrada en Wikipedia. Seguramente el motivo no tiene más importancia que un descuido u olvido, pero evoca una carencia importante que, como pueblo culto, no debemos permitir. No por Rufino, sino por tantas personas y hechos memorables ligados a Mérida, que merecen permanecer en el recuerdo de todos. Hoy su nombre ya se encuentra en la enciclopedia colaborativa más conocida.

Una vez más, no se necesita más que interés y algo de tiempo para ir llenando de Mérida las páginas de esta nueva enciclopedia, en una tarea que en la que todos pueden participar, para extender la luz del conocimiento, emeritense, al futuro y al orbe.



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