Pedro Acedo 


No es la primera vez que hablo del tren extremeño y, casi seguro, que tampoco será la última. Nuestro precario tren, desgraciadamente, sirve de argumento para hacer chistes a todos los humoristas de España en todas las televisiones. Eso sí, cada cierto tiempo, sale el político socialista de turno a inaugurar o anunciar un tramito del recorrido que los llevará a Madrid. ¡Y todos tan felices!

Es verdad que para todo hay niveles y que en mentir nadie gana a Pedro Sánchez, pero en esto del AVE extremeño la medalla a la mentira más grande se la lleva la entonces vicepresidenta del gobierno de Zapatero, María Teresa Fernández de la Vega (para muchos Fernández de la Vogue, por las portadas que protagonizó de la mencionada revista vestida de Chanel para arriba). Pero no nos desviemos.

Ahí está la hemeroteca y la grabación con la voz y cara inconfundibles de esa señora aseverando que “el Ave de Extremadura a Madrid estará en funcionamiento en 2010 y Mérida tendrá su nueva estación intermodal”. Textualmente. Lo dijo en un abarrotado Palacio de Congresos de Mérida en 2008 ante el presidente de la Junta de Extremadura, numerosos periodistas y cientos de extremeños y emeritenses que se rompieron las manos aplaudiendo, a sabiendas de que sólo era eso, una gran mentira.

Once años después seguimos sin AVE y la estación intermodal cerca del ferial no existe. Ni existirá nunca… Mientras, la embustera vicepresidenta siguió acumulando méritos: Hoy es Presidenta del Consejo de Estado con un sueldo de 12.000 € al mes -sí, han leído bien, al mes- por presidir un organismo al que el Gobierno de España consulta cada vez que tiene una duda y cuyo dictamen al respecto la mayoría de las veces ni siquiera es vinculante. Vamos, que todo queda en casa.

Hago esta introducción, de sobra conocida y que consta en una de las actas de sesiones del Congreso de los Diputados, cuando pedí la dimisión al ministro Ábalos mirándole a la cara (el mismo que encubrió a su amiga, la presidenta ejecutiva del Gobierno venezolano, Delcy Rodríguez, que tenía prohibido pisar territorio europeo por sanciones de la UE por violar los derechos humanos en su país, y que con la connivencia de Ábalos introdujo 40 maletas por Barajas, cuyo contenido es fácil deducir. Eso sí, todo ello “sin pisar” suelo español). Pero vuelvo al tema que nos ocupa y perdónenme, pero es que es tan fácil desviarse por las constantes tropelías cometidas por este Gobierno…

Les decía que durante mi etapa como Diputado en el Congreso pedí la dimisión del citado individuo, el tal Ábalos, por seguir los pasos de la vicepresidenta mencionada con respecto al AVE extremeño. No puedo callarme ni dejar de recordar tanta sinvergonzonería con las promesas de nuestro tren al levantarse el telón y ser testigos de la chapuza en la reforma de la estación de la calle Cardero.

¿Esta era la estación intermodal que vocearon tantas veces a bombo y platillo? Obviamente, no. Ni está en el ferial, como el PSOE aprobó, ni es intermodal, como prometieron mil veces, ni es “una nueva estación”. La verdad es que es una auténtica chapuza, una reforma pueblerina, con los mismos andenes e instalaciones vueltos a alicatar, e impropia de la Capital de Extremadura. Una estación peor que la anterior porque incluso han eliminado hasta la cafetería. En su lugar, pondrán una máquina de vending que expende un mal café en un vasito de plástico.

Ante tanta humillación del Gobierno central a Mérida y a los emeritenses, nadie del PSOE local, ni mucho menos el alcalde Osuna, ha levantado la voz en contra de su amo. Todos asienten y consienten, mirando para abajo y con las orejas agachadas. Todos guardan silencio porque los principales líderes locales de aquellos tiempos tienen a sus vástagos y familiares mamando de lo público. Tiren de hemeroteca y comprobarán cómo aquel PSOE, que hoy calla, prometió una nueva estación intermodal en Mérida, incluso redactaron el proyecto y presupuestaron la obra, asegurando que se haría si ellos gobernaran. ¿A todo el mundo se le ha olvidado?. ¿Por qué los ciudadanos tragan?.

Por cierto, otro día les contaré a qué se dedican y qué hacen los familiares de aquellos dirigentes socialistas -y ellos mismos- que prometieron a los emeritenses una nueva estación y un tren AVE para 2010.

En resumen, con la vergonzosa y pueblerina reforma de la vieja estación emeritense, han condenado a Mérida y sin la más mínima explicación. Han enterrado la estación intermodal que ellos mismos aseguraron que se construiría y, por supuesto, también la construcción de una nueva estación propuesta por el PP, que conseguía que el futuro AVE no tuviera que perder más de 20 minutos por la maniobra de tener que entrar en el fondo de saco que supone la ubicación de la actual estación.

Ambos proyectos propiciaban un mejor futuro para Mérida, suprimiendo la barrera actual que significa la estación de Cardero y sus vías, que parten la ciudad en dos, y se ganarían unos grandes espacios céntricos -recogido, por cierto, en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) vigente-.

Por lo tanto, y lamento mucho que mediáticamente haya pasado desapercibido, la chapuza de la reforma no se queda únicamente en una “catetada”, sino que produce un daño irreparable a nuestra ciudad. Significa la renuncia al actual PGOU (aprobado -no se olvide- por la Junta de Extremadura y el Ayuntamiento), que recuperaba esos terrenos para un desarrollo urbano de una auténtica capital.

Tanta estrechez de miras y de futuro no puedo entenderlo. Y no quiero ni pensar que los dirigentes socialistas que actualmente explotan y dirigen nuevos negocios privados (un hotel y un parking) en esos espacios de Renfe (bajo concesión de Adif que curiosamente les “tocó” a dos ex concejales y a sus socios), tenga algo que ver con el atropello a la ciudad y a su futuro.

En fin, buen provecho a los agraciados y -antes- enemigos de lo privado.

Y a pesar de todo, ¡Feliz Navidad!, porque lo de próspero año nuevo no lo veo…

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