Álvaro Vázquez Pinheiro y Montserrat Girón Abumalham

Unidas por Mérida (Izquierda Unida –Podemos)


En los últimos meses, algunas obras han centrado la atención de los vecinos y vecinas de nuestra ciudad: la finalización de la reforma del Teatro Cine María Luisa, la creación de la plataforma única en Félix Valverde Lillo, la rehabilitación del Mercado de Calatrava o el Convento de las Hermanas Concepcionistas son los ejemplos más notorios, al respecto. Más allá de la opinión que se pueda tener sobre cada uno de estos proyectos, lo cierto es que la calle Marquesa de Pinares sigue siendo una de las cuestiones pendientes de los distintos gobiernos que hemos tenido en Mérida en los últimos años, sin que apenas haya recabado la atención de los vecinos, de las vecinas, ni de los gobiernos municipales.

Las personas que vivimos en Mérida nos hemos acostumbrado de convivir con ciertos proyectos que ponen de sobre la mesa las carencias de nuestra ciudad en términos de infraestructuras y servicios disponibles, y que inevitablemente, se traducen en todo tipo de molestias para los vecinos y en la ineficacia municipal a la hora de resolverlos.

Entre la suma de todos ellos, nos llama la atención el caso de la calle Marquesa de Pinares, que si bien es una de la principales arterias de la ciudad, la situación en la que se encuentra esta calle no ha llegado a “estallar” como demanda de sus vecinos y vecinas, a pesar de la situación de abandono que vive desde hace décadas.

La falta de aparcamiento, el exceso de circulación, la falta de fluidez en el tráfico y los excesos de velocidad, la estrechez, la mala conservación del acerado o el estado de suciedad que sufre esta calle son algunos de los problemas que sufren sus vecinos, y que en el peor de los casos se ha traducido en atropellamientos a peatones que se han producido en los últimos años, y que son el reflejo de la falta de ordenación que sufre esta calle y de sus peores consecuencias.

Ciertamente, existen otras vías que sufren situaciones aún más severas, y cuyos vecinos se desenvuelven en condiciones mucho más precarias; dense un paseo por la barriada de San Lázaro y sólo podrán darnos la razón, lo que llama la atención es la falta de atención que sufre Marquesa de Pinares, cuyos problemas simplemente se arreglarían con una obra que reordenara los usos de la vía y de sus espacios.

La solución da para mucho más que un artículo de una página, y las alternativas serán variadas, pero ya va siendo hora de plantear una solución a un problema que, además de toda serie de incomodidades, ha supuesto un incremento inaudito de los riesgos que suponen para la seguridad de sus vecinos y vecinas.

La eliminación de uno de los carriles para creación de plazas de aparcamiento en batería, la instalación de pasos resaltados, la ampliación del acerado, la puesta en marcha de más oficinas de correos en otras áreas de la ciudad, la mejora de la limpieza, el desplazamiento de farolas y papeleras, serían algunas de las medidas que pondrían llevarse a cabo para mejorar las condiciones de seguridad y habitabilidad de esta calle, que deberían entrar en la agenda municipal, pues esta falta de atención ya le ha costado la vida a más de uno. Literalmente.

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