Álvaro Vázquez Pinheiro y Montserrat Girón Abumalham

Unidas por Mérida (Izquierda Unida –Podemos)


Afirmar que Mérida es una ciudad calurosa no es precisamente una novedad. El modo en el que intentamos eludir los rigores del verano emeritense es una de las conversaciones recurrentes en fechas como estas. Lo que no alcanzamos a entender es lo mal preparada que se encuentra esta ciudad para hacer frente al calor. Carece de sentido que año tras año las personas que vivimos en esta ciudad suframos las altas temperaturas como fuese poco menos que una novedad imposible de prever.

La falta de piscinas de verano, la más que notable ausencia de arbolada que refresquen las aceras, o incluso la falta de fuentes públicas de agua han sido una constante desde que uno tienen uso de razón, un año tras otro.

Mérida es la ciudad con mayor superficie de metros de zona verde por habitante de Extremadura, pero las aceras no son zonas verdes, bien lo saben las personas que se desplazan a pie en nuestra augusta ciudad.

Otra de las conversaciones recurrentes durante el verano es la presencia, cada vez más acusada de turistas en nuestra ciudad, sus caras constreñidas por niveles del mercurio y esa cara de qué he hecho yo para merecer esto. Difícilmente pueden aumentar las pernoctaciones en una ciudad en la que no se puede transitar hasta las nueve de la noche durante el periodo vacacional, y esto a pecho descubierto.

Ciertamente, podemos entender que ciertos lugares se han sentido superados por los efectos de un verano con cifras record, pero no parece posible que las personas que hayan detentado alguna responsabilidad en el ayuntamiento de Mérida pudieran verse sobrecogidos por imprevistos como el ascenso de las temperaturas en nuestra ciudad durante el verano. Lo que en cualquier otro sitio se pudiera entender como venganza de Moctezuma, aquí es mero desinterés.

El ayuntamiento de Calamonte tuvo en su momento la gran idea de abrir una piscina municipal para disfrute –también- de los vecinos y vecinas de nuestra ciudad, pues en aquél momento Mérida no tenía piscinas públicas de verano. En Mérida según parece con la charca ya teníamos bastante.

Parece ser que estas cuestiones empiezan a abrirse camino en los pasillos climatizados del ayuntamiento. Y ha costado lo suyo. Hace más de ocho años se intentó que se volviera a poner en uso la piscina de verano ubicada en la barriada de San Lázaro, pero no hubo suerte; también se intentó extender la superficie del arbolado, allá por 2016 mediante un acuerdo presupuestario, pero tampoco pudo ser. Recientemente, se ha inaugurado una nueva piscina para que podamos refrescarnos y se han anunciado medidas para la extensión del arbolado, que -tras el primer alborozo- han sido aparcadas parcialmente hasta el próximo ejercicio. De las obras necesarias para reabrir la antigua piscina de La Paz, nada se sabe, pues como todos sabemos, hay barrios y barrios, y aunque hubiese sido más barato rehabilitar aquella más que abrir una nueva, lo cierto es que los rigores no deben ser tan urgentes según donde vivas.

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