Álvaro Vázquez Pinheiro y Montserrat Girón Abumalham

Unidas por Mérida (Izquierda Unida –Podemos)


A nadie le resulta extraño que las administraciones públicas dediquen parte de su presupuesto al fomento de actividades que, por su interés y por los fines que persiguen, se consideren dignas de ser apoyadas con dinero público. Parece acertado dotar de un incentivo económico a proyectos e iniciativas que por sí mismos no pudieran ver la luz si tuvieran que contar para ello únicamente con sus propios recursos, siempre y cuando se entienda que los proyectos redundan en el interés general.

Ahora bien, entre la situación que hemos descrito en el párrafo anterior y las aportaciones de las que se beneficia Stone & Music Festival, hay diferencias de calado que nos llevan a cuestionar la oportunidad de las aportaciones públicas que las administraciones le conceden de un modo tan entusiasta.

En primer lugar, Stone & Music Festival no es una actividad de interés general, es un negocio que persigue el beneficio empresarial que, finalmente, termina en los bolsillos de sus promotores. Parece lógico que alguien monte un negocio para ganar dinero, lo que rechina es que las administraciones públicas se muestren tan dispuestas a aportar dinero a una actividad privada que, de por sí, ya obtiene beneficios.
Si la financiación pública se motiva en la necesidad de aportar los recursos necesarios para que se lleve a efecto una iniciativa de interés general, que de otro modo resultaría inviable, no creemos que Stone & Music sea para todos, ni tampoco que los promotores necesiten estos fondos para salir adelante.

Según estos criterios, ¿no sería más oportuno destinar estos fondos a la organización y promoción de Emerita Lvdica? Pues sí, pero para el PSOE hay un problema: Emerita Lvdica no es un negocio.

En segundo lugar, el negocio goza de sana rentabilidad. Durante la edición 2019, el asunto movió alrededor de 42.000 entradas con unos precios que oscilan entre los 35€ y los 90€. No parece que sus promotores anden descalzos, ni que por sus precios sea una oferta asequible para buena parte de los vecinos de una ciudad con 6800 parados.

Lo cierto es que Stone & Music Festival es una actividad empresarial perfectamente solvente, que no requiere apoyo del presupuesto público para su continuidad, y que según muestran las informaciones que facilita la propia empresa, suele colgar el cartel de “entradas agotadas” en buena parte de los conciertos que organiza.
¿Tiene sentido promocionar con dinero público una actividad empresarial que se encuentra casi al 100% de rendimiento? Evidentemente no, más allá del 100% no hay motivo para promocionar.

Según nuestro querido alcalde, la promoción del Stone & Music es una forma más que óptima de promocionar nuestra ciudad, como si no existieran otras. No señor alcalde. Este es el tercer motivo que sustenta nuestra valoración negativa ante este gasto público. Difícilmente puede promocionarse una ciudad a través de conciertos con un aforo que no llega a las 3000 localidades, en los que la mayoría de los asistentes son extremeños, y en buena parte emeritenses, pues pocos serán los que acudan hasta Mérida para asistir a un concierto que -en la mayoría de las ocasiones- lo protagonizan artistas que habitualmente actúan a lo largo y ancho de la geografía nacional que incluyen capitales cercanas a nuestra localidad, mejor comunicadas y con instalaciones adecuadas para estos eventos. A estos efectos resulta revelador que la empresa siempre facilite los datos en términos de variaciones de porcentaje, pero que nunca señale el número concreto de personas de otras comunidades autónomas que acuden al asunto.

Pero el señor alcalde no ceja en su empeño, hasta el punto en el que el disparate nos ha llevado a destinar 200.000 euros para la promoción de este festival, en un año en el que existe un límite de aforo debido a la pandemia. ¿Cuál es el motivo para duplicar la cantidad en el momento en el que necesariamente va a disminuir la afluencia de espectadores por motivos de salud pública?
Y para finalizar un apunte: frente a los 200.000€ que recibe el dichoso festival, el año pasado el ayuntamiento gastó 40.000€ en la partida de dinamización cultural de los 65.000 presupuestados para todo el año. Les sobró más de un tercio. Olé.

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