Rafael Angulo Sanchís
Periodista
Le tengo preparado a ARO un proyecto para la siguiente legislatura que incidirá en el turismo culto y de calidad que nuestra Mérida bimilenaria, ojito derecho de Augusto, necesita. Ante esta nueva categoría de falsos historiadores que trincan subvenciones como otros lepidópteros, tergiversan como Pinocho y siembran odios y rencores por Extremadura, no voy a ser menos y ante tanto “Experto” yo les propongo algo en positivo, y con la misma verosimilitud con la que ellos liquidan la Memoria Histórica; estoy elaborando el catálogo del Museo Apócrifo de Mérida, aprovechando la denominación MAM, los terrenos por Cabo Verde y ese espacio infrautilizado del Cuartel de los Soldados. Ya he empezado a recopilar piezas por el ancho mundo en un ímprobo esfuerzo investigador y museístico: La piedra con la que David se cargó a Goliat el filisteo (estaba todavía incrustada en la calavera); la hoja de parra con la que Eva se tapó tras comer la manzana en el Paraíso Terrenal, la lira de Nerón, la manzana de Newton, el gallo que Esculapio le vendió a Sócrates y no le dio tiempo a comérselo (ni a pagárselo), el primer brócoli con el que Dios castigó a la humanidad tras el pecado original, el mascarón de proa del Arca de Noé con sus dos tetas (que sobresaldrá por encima del techo), la boina, agujereada, del Che Guevara; una boñiga seca del buey del Portal de Belén; el prepucio de Matusalén (hay que verlo con lupa); la mano que Cervantes perdió en Lepanto (gentileza de Erdogan), un cesto con sobras del milagro de los panes y los peces (con raspas); una tinaja de piedra de Caná con restos de vino, cinceles, punzones, leznas, barrenas, gubias, escoplos y virutas de la carpintería de Nazaret, la bandeja en la que Salomé llevó la cabeza del Bautista, el rabo de la burra de Balaam (no confundir con Matusalén), el colchón abombado de la cama donde yacieron Abraham y Sara cuando engendraron a Isaac…Esto, amigos lectores, no ha hecho más que empezar. Les mantendré informados.
