Antonio Luís Vélez Saavedra
El 2023 que nos deja ha sido un año un año muy intenso para la Delegación de Cultura y Bibliotecas del Ayto. de Mérida. Nuestro empeño no ha sido otro que el servicio público, hacer posible el acceso a los ciudadanos de todas las edades al mayor de los logros de nuestra civilización: la cultura. Y lo hemos intentado alcanzar desde todos sus ámbitos. Hemos celebrado el 75 aniversario de la Biblioteca Municipal ‘Juan Pablo Forner’ de Mérida, una institución para generaciones de emeritenses, referente en la guarda de las palabras y las historias. A través de los clubes de lectura, talleres de escritura, y sobre todo dirigido a los más pequeños, los cuentacuentos, desde los que se construye ese puente iniciático a la lectura y la imaginación colectiva.
Dijo Antonio Canales en la presentación del Festival de Flamenco Universal: «En Mérida se respira arte, Mérida es arte, una pared blanca donde una mancha incomoda mucho». Y eso es porque los que nos antecedieron fueron asentando unas raíces culturales cada vez más profundas en esta ciudad. En números asombra la cantidad de emeritenses que participan desde jóvenes en academias y escuelas, así como la cantidad de tejido asociativo alrededor de las artes escénicas en nuestra ciudad, muy muy por encima de la media regional y nacional.
Podemos hablar de danza, música, o cine, pero sobre todo siendo muy conscientes del peso y la responsabilidad que tiene nuestra ciudad en especial con una de las artes escénicas: el Teatro. Desde la escena inmortal que representa nuestro patrimonio, nuestra imagen más reconocible para el mundo, desde el 30 aniversario de la declaración de Patrimonio de la Humanidad por la #UNESCO, Mérida es el faro del Teatro Clásico Mediterráneo, y a partir de ahí se ha generado un tejido profesional de un nivel extraordinario. Ustedes los conocen, actores, actrices, directores, escritores, técnicos de sonido e iluminación, etc…, como Raquel Bazo, Ana Trinidad Martín, Taptc Teatro Esteban García Ballesteros, Jesús Manchón, Marino Gonzalez Montero, Juan Carlos Tirado Carroza, Luis Cotallo de Cáceres, Javier Llanos, Rubén Camacho, Francis J. Quirós y un largo etcétera, perdonen los no nombrados. El viernes 29 de diciembre estuvieron todos en una noche excepcional, juntos en el homenaje a Juan Copete, dándole una despedida que no pudimos hacer durante la maldita pandemia, y dedicándole la preciosa sala de ensayo del María Luisa, para siempre.
Algunos de los asistentes comentaban que por lo vivido esa noche aquello les parecía la inauguración del Teatro María Luisa, que bien es cierto se ha incorporado de una forma muy natural al escenario y programación de la ciudad, cuando aún no ha empezado realmente a funcionar, en 2024 y una vez resuelta su adjudicación va a ser un gran protagonista y animador de la actividad cultural en Mérida. Como decía fue una noche mágica, en la que participaron de forma desinteresada, o con el interés superior que supone la amistad, personas tan destacadas en las artes escénicas como los anteriormente nombrados y muchos más, como artistas de la categoría de Celipe Perroloco, autor de la imagen del homenaje, Javier Fernández de Molina, que hizo la placa conmemorativa para la historia del Ma Luisa, o Ceferino López con una de sus delicadas chucherías de arte con una explicación de sus instrucciones realmente memorable. Ante eso los políticos a un lado, delante la familia y amigos, su gran familia, la de la cultura y el arte, gracias a todos ellos y ellas, a todas esas personas que hacen que la pared de la cultura en Mérida sea tan blanca.
