YO ESTUVE ALLÍ


Luis Cuervo Maldonado


 

¿Recordáis a “la juanita”, prefería que cuando se dirigieran a él, le dijeran “el mariquita”, decía que “eso de homosexual era un invento”. Yo lo conocía porque iba a casa de mi madre (había buena amistad entre ellas), a que le arreglara alguna prenda que se había comprado, como braguitas, de las que era coleccionista. Una gran persona, con una cabeza prodigiosa, libre y adelantada a su tiempo, parece que la estoy viendo, rellenita bien peinada y maquillada, ¡todo un personaje!.

Aún recuerdo el día que Pepe Ayuso, el productor de espectáculos más importante de Extremadura, me llamó para decirme que disponía de unas invitaciones para ir a Almendralejo a ver el concierto de Juan Luis Guerra y 4-40, “¡Vas a alucinar!”, me dijo, y allí que me fui, a ver el concierto. Ese año, 1993, el hombre de moda era sin duda Juan Luís Guerra. Llegó ese verano a España, rompiendo con aquellas canciones llenas de ritmo tropical; deliciosas bachatas, que sumaban un estilo más a nuestro gusto por la música. No podían faltar en ningún evento: “Ojalá que llueva café en el campo…” o “La Bilirrubina”. ¡Como disfrutamos de aquel concierto!, ¡cómo nos maravilló su puesta en escena!, ¡como sonaban los 4:40 ¡ ¡nos trasladó directamente al Caribe por un par de horas!
¡Gracias Pepe por traernos a Extremadura tan maravilloso concierto¡.

Qué maravilla pensábamos nosotros cuando fuimos al lago de la Expo de Sevilla (en el 92, ¡ya ha llovido!) a ver el concierto de Jean Michel Jarre, todo un bombazo y para allá que nos fuimos “de excursión”: Juan García, Coro Murillo, Pepe Viñuela, Soledad Dávila, Beni Rodríguez, y un servidor. Imaginábamos que íbamos a disfrutar de un gran concierto, así lo suponíamos desde el momento que iniciamos su preparación. Nada más lejos de la realidad, ¡que decepción!, para nosotros, y para otros miles de personas a las que solo nos llegaba el sonido de unas “imágenes” que eran imposible de ver, ¡vaya…, que habían vendido más entradas de las que deberían y aquello estaba completamente abarrotado, imposible poder ver absolutamente nada, pero…nada… nada ¡¡.

Y es que, en multitud de ocasiones, en los conciertos pasan estas cosas, vas con toda la ilusión del mundo y al final te decepcionan, como el de Triana en Mérida , en el auditorio de Las Lomas, en plena apoteosis del grupo, que felices y contentos salimos y que cabreo cuando nos dicen que había sido play-back .

 

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