Marta Gervasia Garrido Moreno

Concejala VOX Ayto de Mérida


Habiendo dedicado dos artículos en estas páginas ya a las obras de accesibilidad de afecta a la calle Félix Valverde Lillo y aledañas, en las que criticaba su lentitud y su propia idoneidad, permítame el lector que haga tan sólo una reseña a las mismas en cuanto a sus plazos: El pasado 20 de octubre (ver el Diario HOY de esa fecha), el Sr. Alcalde se comprometía a que el día 10 de noviembre estaría abierto el tramo desde la Plaza de España hasta la esquina con el Mercado de Calatrava (destinado hoy a vivienda de una familia de gatitos ocupas) hoy, ya ha transcurrido con creces ese plazo y el susodicho tramo permanece en obras.

Agradeciendo al lector la licencia anterior, me gustaría centrarme hoy en los peligros que corren los viandantes en Mérida, por el nefasto estado de conservación de las aceras y calles peatonales.

Vuelvo, con respecto a este asunto concreto, a la absoluta falta de medidas de seguridad que están sufriendo los peatones durante la ejecución de las obras de conversión en plataforma única de las Calles Camilo José Cela, Arzobispo Mausona y Félix Valverde Lillo.

A pesar de que los bienintencionados trabajadores tratan de adoptar todas prevenciones que pueden, no son suficientes para controlar a los numerosos transeúntes que todos los días se ven obligados a transitar o cruzar por la zona de obras:

Es cierto que hay pasos indicados, pero están situados en rampas metálicas o pasas de madera de dudosa estabilidad y estrechas, que sólo permiten el paso de un peatón.

Hay que atravesar las calles, pisando arena, ripios y piedras, obstáculos ideales para torcerse un tobillo o tener una caída, impracticables para franquearlos con un cochecito de bebé o un carrito de la compra, e imposibles de atravesar por una persona mayor, con movilidad reducida o cualquier discapacitado.
Además, el peatón ha de hacerlo con cuidado, ya que continuamente, y por su trayecto pasan vehículos, auto volquetes, camiones de gran tonelaje transportando materiales o retirando escombros, la famosa ya Retroexcavadora de “El Porrón” y otra maquinaria pesada. Mucho ojo, Sr. viandante, si no quiere convertirse en parte del adoquinado para la posteridad.

Se han abierto zanjas, fosos y agujeros en toda zona, para preparar los suministros de agua, saneamiento, electricidad y gas, pero estas trampas están tan sólo separadas en sus límites de los itinerarios peatonales por vallas móviles o por meras cintas de señalización, así que hay que andar con mucha precaución, porque con un resbalón o un simple despiste puedes dar con tus huesos un metro bajo tierra antes de tiempo.

Pero mientras están en las obras, los trabajadores se afanan por advertir, cuando no de salvar a los ciudadanos de los peligros que corren; lo de los fines de semana, resulta dantesco. Como los sufridos obreros no trabajan, las obras quedan abandonadas, las vallas metálicas y cintas plásticas de protección sucumben a su propia inestabilidad por sí solas o con la ayuda de algún jovenzuelo noctámbulo, lo que hace que los sábados, domingos y festivos toda la zona se abra a despistados vehículos, familias paseando y vecinos liberados, que transitan entre zanjas, vallas caídas, montones de escombros, fosos, pallets de madera astillados y adoquines por colocar y pirámides de losetas de más de 50 kilos. No hay ningún vigilante ni ningún trabajador de guardia, para restablecer la seguridad en la obra.

Sabemos que la Mártir Santa Eulalia nos protege con su manto, pero ni el Ayuntamiento, como contratista, ni la empresa adjudicataria deberían seguir tentando a la suerte, la responsabilidad sería de ambos, si algo pasara (Dios no lo quiera).

Comentada grave situación, paso ahora a recordar que en enero de 2021 el Ayuntamiento adjudicó a la empresa CUBILLANA, S.L. un contrato con una duración de dos años de servicio de conservación y obras de reparación y pequeña reforma de las vías públicas pertenecientes al casco urbano de Mérida con canon anual de 90.508,00 € (Iva incluido) y una ejecución por contrata de 179.000,00 €.
Mientras escribo estas líneas he de confesar que desconozco las labores realizadas por esta empresa hasta la fecha en los términos del contrato (dirigiré a la Delegación de Obras la oportuna pregunta), pero a todas luces, son claramente insuficientes.

Cualquier emeritense conoce, y muchos de los miles de visitantes que acogemos al año, a alguien que ha tropezado en las losetas partidas o levantadas que se multiplican por doquier, se ha empapado al pisar una loseta del acerado suelta, ha resbalado en cualquier pavimento o acerado deslizante, ha dado un trompicón en un agujero creado por un adoquín o una baldosa desaparecida, ha conducido su coche por alguna calle con más baches o irregularidades que el circuito de Royanejos, ha intentado cruzar una calle por un paso de peatones del que su pintura es ya un añorable recuerdo, ha tenido que saltar sobre un bolo metálico de los que delimitan las plataformas únicas que se permanece caído en medio de la calle durante días o semanas, ha tenido que sortear una tapa de alcantarillado, una rejilla de evacuación de aguas hundidas, ha metido el pie en el agujero donde hubo antes una tapa de llave de paso de agua o gas,…

Algún podrá decir que soy una exagerada, pero como una imagen vale más que mil palabras, le recomiendo, si tiene Facebook, visite la página “Fotodenuncia Mérida”, en la que sus miembros han subido cientos de fotos de los desperfectos que acabo de enumerar, tanto en la zona centro como por todas las barriadas de la ciudad.

Así pues, aunque no dudamos de la profesionalidad de la empresa emeritense concesionaria de este contrato, hemos de instar al Ayuntamiento desde aquí y así lo haremos desde los canales oficiales oportunos para que, de un lado, refuerce la seguridad de las obras de las Calles Camilo José Cela, Arzobispo Mausona y Félix Valverde Lillo mientras estas duren al tiempo, que dado que es su responsabilidad y no de la empresa adjudicataria del servicio, marque a la misma, desde la Delegación de Obras, las miles de actuaciones de conservación y reparación reforma de las vías públicas emeritenses que están pendientes de una urgente ejecución.

Mientras tanto ruego a la Virgen y Mártir Santa Eulalia, patrona de la ciudad y alcaldesa perpetua, para que extienda su manto protector sobre nosotros.

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