Agustín Plaza Aguado


En los últimos días, una vez que las televisiones, radios y prensa nacional se hicieran eco de la realidad precaria y tercermundista de nuestra situación en comunicaciones ferroviarias, así como de nuestra realidad sociodemográfica (El país 4 de noviembre de 2018, “Extremadura se ahoga “Manuel Viejo.), sea casualidad o no, se han producido una serie de reuniones con, entre otros, el ministro de fomento, la vicepresidenta y el propio presidente de gobierno . En la primera, se analizó e impulsó el calendario que presentaron los presidentes de RENFE y ADIF y que ratificó el propio ministro de Fomento.

Afortunadamente se contempla que El AVE no es el único objetivo ferroviario de Extremadura y que el Gobierno de España también va a seguir invirtiendo en la línea Mérida-Puertollano y en los trenes convencionales, no nos olvidemos que sin una buena red para mercancías seguiremos abocados al fracaso.

En cuanto a otras infraestructuras, parece, por fin que existe un serio compromiso de impulsar la Plataforma Logística de Badajoz. Con este objetivo, se formalizarán distintos convenios entre la Junta de Extremadura y el Ministerio de Fomento, a través de ADIF, empresa pública, que salvo que haya tenido importantes cambios internos, ¡no me merece confianza en su actuación con Extremadura…veremos!

Nuestra Comunidad con un censo de 1.072.059 habitantes está saciada de promesas sobre el ferrocarril y a la cola de las principales estadísticas, algunos datos son relevantes: seis de los diez municipios más pobres de España se encuentran aquí, más de 400.000 extremeños viven sólo con 700 euros al mes, los jóvenes huyen: 13.000 en los últimos cinco años, el silencio de la despoblación ya se escucha en muchos de sus 388 municipios, y se preguntan ¿Qué le pasa a Extremadura? Pues muy Sres. míos, a Extremadura le pasan muchas cosas, que se resumen en una: soporta un lastre histórico de olvido, menosprecio y falta de apoyo, como no hay otro en toda España.

Como consecuencia de lo anterior, los márgenes de acción política son muy estrechos, algunos pensaban que la situación tenía que ver directamente con la reiteración de gobiernos socialistas de la región, sin embargo, el cuatrienio negro del Sr Monago demostró que la situación incluso podría empeorar, por difícil que pareciera.

Los datos son contundentes, pese a tener los presupuestos más sociales de la historia de nuestra Región, la pobreza ha aumentado en la región en el último año, siendo de nuevo la más alta del país, el 44,3% de los habitantes —casi 480.000— está en riesgo de exclusión social: viven con 710 euros mensuales, según el último informe sobre el Estado de la Pobreza en España; 25 puntos más que antes de la crisis. 

El diario regional HOY publicaba en febrero la siguiente noticia: “Extremadura pierde cada mes 200 jóvenes de 20 a 39 años por la emigración” comentando que, según cálculos del INE, más de 12.666 se habían marchado desde 2012, «O visto de otra forma: casi siete cada día».

Buscando respuestas a la pregunta encontramos alguna como la del antropólogo pacense Javier Marcos “Una parte de los males reside en el modo de ser de los extremeños: nos autolimitamos, protestamos poco y somos muy conformistas”, afirmación muy superficial salvo que venga acompañada de un profundo estudio que explique los condicionantes y realidades históricas que han provocado ese modo de ser.

Gestionando ese escaso margen de actuación, hace unos días el presidente de la Junta de Extremadura ha conseguido que el Gobierno de España se comprometa con un Plan Especial de Empleo para Extremadura, que se destinará a la formación de desempleados y de ocupados con la intención de dar respuesta a las necesidades que generen los proyectos privados que cifrados en unos 5000 mill. € se invertirán en nuestra Región, en los próximos años, también las inversiones en energía fotovoltaica en Extremadura, que supondrán la instalación de más de 5.000 megavatios de potencia, con una inversión superior a los tres mil millones de euros, la declaración de interés general del proyecto de Regadío de Tierra de Barros, y así conseguir que el Ministerio participe en su financiación, sin olvidar las modificaciones en la financiación autonómica buscando mayor solidaridad, introduciendo variables como superficie, despoblación, dispersión o envejecimiento, por no olvidarnos de la tan traída y llevada Deuda histórica de la que ni se define el importe ni la fecha de cobro.

Todos estos frentes, son vitales para mantener la situación actual y, en el mejor de los casos, limitar la ampliación de la brecha de convergencia, que año tras año se amplía, pero la pregunta ahora sería ¿tiene solución Extremadura?, y la respuesta creo que es evidente, si hacemos lo mismo, aunque con mayor intensidad, No.

La solución para Extremadura pasa irremediablemente por un cambio profundo de las estructuras y bases de nuestra economía, y para ello hay que empezar por conseguir un Régimen Fiscal Especial y de cotizaciones a la Seguridad Social para las empresas existentes y para las de nueva implantación, hasta que se logre la consolidación de la Convergencia con Europa.

Sr. presidente de la junta de Extremadura, si, como todo parece indicar, y así lo espero, va a renovar la responsabilidad de dirigir los designios de nuestra región, sólo le pido que lo medite y no baje el listón de exigencia a España y a Europa para superar lo que otras regiones han conseguido con partidos autonomistas o independentistas, así demostrará que desde conceptos nacionales también es posible sacar a una Región de la pobreza, Extremadura y la democracia se lo agradecerán.

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