Fran Medina Cruz


         Siguen nuestros políticos sumergidos dentro de sus cavernas ideológicas, de poder y de interés. Y siguen los ciudadanos dentro de esa tela de araña, engañados, sumisos y sin tener la mínima conciencia de lo que en verdad se esconde.

         Desde Reyes y Zares, desde la época imperial romana, señores feudales, y señoritos y señorías, la sociedad que habitaba dentro de sus dominios solo han servido para dar placer económico y participar de sus locuras expansionistas bajo el falso prisma del patriotismo. Dejando sangre y trabajo  como dádiva a una falsa protección, negando su propia libertad. Cuando el ciudadano lo único que precisa y con lo que se reconforta es con la libertad de ser propietario de su casa, de su trabajo, de su vida en libertad para viajar, para conocer las pirámides de Egipto, para disfrutar de los sabores que le ofrecen las diversas culturas y costumbres, para pasear por las calles de Roma, de París o Nueva York. Solo precisa la protección de la educación, de la sanidad, de pertenecer a una comunidad de leyes, que defiendan sus derechos como ciudadanos libres.

         Hoy, en una época donde mi reloj esta fabricado en china, mi ropa viene de la india, mi comida es de tan variados lugares que desconozco su procedencia. Una época donde me puedo comunicar, del mismo modo y con la misma facilidad, con gentes que están al otro lado del mundo que con mi vecino. Los mismos de siempre pretenden poner fronteras en una tierra que debería ser de todos, que no debería tener más dueño que el que la trabaja, que no debería ser motivo de luchas. Todo para el ego y el bien estar de los que nos gobiernan y que dicen protegernos, para mantener sus fortunas, su poder, su vida de vicios y lujos, para disponer de lo que se le antoje, sin dar más beneficio a la sociedad que sus propios engaños y aportando un valor añadido a su propia sociedad negativo por ser improductivo y destructor. ¿Quién necesita de gobiernos donde las leyes ya están formuladas, donde el compromiso de ciudadanía depende unicamente de las personas que la componen, donde ya existe un sistema de arbitrariedad que se llama justicia que protege los intereses, los derechos y las libertades  de las personas, y donde la máxima aspiración de todos pasa por conseguir la libertad y la felicidad personal? En el siglo XXI ¿quién os necesita?

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