FÉLIX PINERO


 Tello de Castilla (Mérida, finales de junio de 1337; Medellín, 15/X/1370) [i] fue un infante castellano, hijo natural de Alfonso XI de Castilla y de Leonor de Guzmán, I Señor de Aguilar de Campoo, Castañeda, Berlanga, Monteagudo y señor consorte de Lara y de Vizcaya. «Et partio el rey de Caceres, et fue a Merida: et nasciole y un fijo suyo de doña Leonor et dixeron Don Tello.» [ii] Fue el sexto hijo de los diez extramatrimoniales que hubieren Alfonso XI y doña Leonor. El 10/01/1339, su padre le concedió como señorío los antiguos realengos de las merindades de Aguilar de Campoo, que había tenido su difunto hermano Pedro de Aguilar y Liébana en Cantabria. Sin embargo, no le reconoció como legítimo hasta el 02/01/1343, con lo que le confirió la facultad de heredar y su inclusión en la Orden de la Banda, creada por el rey en el espíritu de las tradiciones caballerescas de la época, [iii] «ocupando en la misma un lugar tan destacado como era el cuarto puesto a continuación del propio rey que la encabezaba».

            Tras el asesinato de su madre en 1351 por orden de María de Portugal, Tello se refugia en Palenzuela, villa que Alfonso XI había concedido a Leonor de Guzmán. Su padre, que deseaba entrevistarse con él, envió a Juan García Manrique para evitar que se fugara. Anticipándose a la llegada de Pedro I, Tello sale hacia Palencia, donde se encontraba el monarca y allí, el 17 o el 18 de mayo, se encuentran Pedro I y Tello. Al recordarle el primero la muerte de su madre, Leonor de Guzmán, el bastardo rinde pleitesía al rey con la mayor sumisión.

            Participó en la guerra civil que enfrentó a su hermanastro Pedro I de Castilla contra su hermano Enrique II de Castilla. Tello de Castilla testó en 1368 y en 1370. En su último testamento legó Vizcaya y Valmaseda a su hermano el rey Enrique II de Castilla. Como capitán general de la frontera con Portugal, participó en la guerra con dicho país, aunque no falleció en combate, sino de enfermedad,  el 15 de octubre de 1370 en Medellín, «donde se encontraba por encargo de su hermano el rey con la misión de defender el territorio castellano de una posible acometida por parte de Portugal. Podría pensarse que Enrique II pensase que, manteniéndole en zona extremeña, le sería más fácil controlar su comportamiento. Fue precisamente, cumpliendo este cometido de «frontero», cuando le llegó la muerte». [iv] Un estudio antropológico de la Universidad de Granada, realizado en 2012, permitió a los investigadores hallar indicios de que la muerte de Tello en el siglo XV pudo no haber sido natural [v], tras comprobarse que su cráneo tiene «signos claros de violencia» desde el hueso occipital hasta el frontal. Recibió sepultura en el convento de San Francisco de Palencia. Su sepulcro permaneció oculto durante décadas en un arcosolio situado en la pared izquierda del presbiterio, y fue descubierto en 1978 durante unas obras. Actualmente se encuentra en  la capilla de los Sarmiento, próximo a la sacristía del convento.

            Tello de Castilla había contraído matrimonio en 1553 con Juana de Lara, señora de Lara y de Vizcaya, asesinada por orden del rey Pedro I en 1539, aunque Tello la ocultó para su beneficio y, así, conservó el señorío que fue incorporado a la Corona de Castilla tras su muerte. Falleció sin dejar descendencia, aunque si varios hijos bastardos legitimados, cuatro varones: Juan, Alfonso, Pedro y Fernando, y cinco mujeres: Leonor, Constanza, María, Isabel y Juana. «Para esta numerosa prole, dejaba previstas testamentariamente ciertas dotaciones, encomendándole a su hermano el rey que las cumpliera; sin embargo no puede decirse que Enrique II fuera un fiel intérprete de los deseos de su hermano.» [vi]

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