Álvaro Vázquez

Portavoz IU Mérida


La gran virtud de las crisis es que tiene a través de ellas se nos muestra las cartas boca arriba, cuál es la verdadera configuración del poder, sus argumentos, y por supuesto, sus intenciones. Desde el inicio del estallido de la gran crisis financiera, allá por 2008, el discurso de poder y de sus adláteres ha sido el de convencernos de la necesidad de apretarnos el cinturón, con el propósito de salir del callejón sin salida del que incluso han llegado a responsabilizar al ciudadano de a pié. No son sus modelos, sus decisiones, ni sus políticas. El problema eres tú.

Recordémoslo, según nos cuentan, durante demasiado tiempo estuvimos viviendo por encima de nuestras posibilidades, y ese es el pecado original en el que podíamos ubicar las coordenadas exactas que nos permitía localizar la causa de todos los males. Intentar responsabilizar del desastre al modelo económico a los partidarios del neoliberalismo, aquellos que propugnan el valor del mercado como devotos de una religión pagana, no podía llevarnos a otra consecuencia que la de ser señalados como un irresponsables o un demagogos.

Tras casi una década de crisis, el discurso las clases dominantes decae, pero solo parcialmente; por ello, la oligarquía y aquellos que le sirven pueden seguir defendiendo los valores y las intenciones que les han inspirado desde hace tanto, que ahora defienden con mayor brío ante la –presumible- ausencia de un enemigo que disponga de la fuerza y el apoyo necesario para descabezar a la bestia. Es así como llegamos a la difusión sin tapujos del verdadero cariz del proyecto que siempre ha defendido la derecha, entendida bajo los ropajes que se quiera. La conclusión es evidente: el problema eres tú.

El problema es que quieres cobrar un salario demasiado alto-digno, lo llamas tú-; pretendes tener acceso a derechos sociales, disfrutar sine die de las ventajas de los excesos del Estado del bienestar; gozar de derechos sindicales y seguridad en el empleo. Y claro, ellos dicen que eso es insostenible.

La cuestión -decimos algunos- es que las decisiones que se han adoptado desde el comienzo de la crisis no tienen como propósito solucionar un estado de cosas en el que el conjunto de la población ha visto como se deteriora su nivel y sus expectativas de disfrutar de una vida digna, predecible, a salvaguarda de la tragedia, gracias a los instrumentos de protección que – en otros tiempos- nos proporcionaba una cosa que llamábamos ciudadanía, y que parece que cada vez tiene menos utilidad. Tú eres el problema, simplemente porque hace tiempo que dejaste de ser su prioridad para convertirte en un obstáculo. La protección de tus derechos pone en peligros sus beneficios, y eso sí que no.

O dicho de otro modo, desde hace diez años las decisiones emanadas desde los distintos centros de poder tiene un único propósito: conjugar un escenario de crisis con el mantenimiento de los privilegios de la clase propietaria, y en este escenario tus derechos y tu bienestar resultan del todo prescindibles, ¿y por qué? Sencillo. Una vez que han aparecido las grietas en el casino del capitalismo financiero, el negocio ya no es el ladrillo, tampoco la especulación, la economía productiva ni está, ni se le espera. El futuro es convertir tus derechos en su negocio. O al menos eso es lo que pretenden.

Ahí es donde debemos situar las declaraciones del Presidente de la Junta de Extremadura sobre la necesidad de que nos sumemos a la suscripción de seguros privados para garantizar la viabilidad del sistema de sanidad público. Esto no significa que Fernández Vara se haya convertido en un antropófago que deseé todos tus males, sino más bien que las orientaciones ideológicas de nuestro Presidente no nos sirven para que podamos garantizar nuestro bienestar.
Que el máximo responsable del ejecutivo regional adjure de sus funciones y de forma implícita decrete el fin de uno de los pilares del Estado Social, tal y como lo conocemos, es mucho más que un problema, es un síntoma del signo de los tiempos que nos esperan. ¿Para qué modificar el sistema fiscal?¿debemos plantearnos el papel del Estado en la economía?¿debemos modificar el sistema de financiación de las Comunidades Autónomas?¿y si cuestionamos el modelo económico fundamentado en la propiedad privada? No, parece responder nuestro presidente, la solución es que renuncies a tus derechos como ciudadano.

Lo cierto es que el PIB del país en el vives se ha duplicado desde 1985, año en el que el PSOE, instauró una sanidad y un sistema de pensiones de carácter universal; y dado que la población no se ha incrementado en la misma medida, el discurso del señor Vara se me antoja torpe y paticorto.

Pero así están las cosas. Lo cierto es que el capitalismo ha visto como descendía sus cifras de crecimiento de forma paulatina, y casi de forma ininterrumpida desde los años 60, y que muchos advirtieron que esto antes que tarde tenía que pasar, salvo que lo cambiáramos todo para poder seguir disfrutando de lo que tenemos, y de paso beneficiar a muchos más, pero ya sabemos que eso no se ha hecho.

A mí modo de ver, lo que verdaderamente debe preocuparnos es únicamente si vamos a ser capaces de salir de la crisis en condiciones similares a aquellas en las que entramos, y parece ser que de seguir así, ni de eso seremos capaces. En el fondo todo es bastante sencillo: ¿vamos a dejar que nos jodan la vida?

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