PEDRO ACEDO


Mucho se ha escrito de lo que ha ocurrido en España los últimos días sobre el cambio de Gobierno en nuestra querido país. Todos opinamos sobre las razones de por qué ha pasado lo que ha pasado. De cómo, en apenas una semana, hemos pasado de un horizonte de tranquilidad y estabilidad con el gobierno legítimo del Partido Popular, que acababa de obtener la confianza del Congreso para los Presupuestos Generales, a otro gobierno, socialista y tramposo, que quiere hacer creer que son buenos, bonitos y baratos. Yo he sido testigo directo y he participado, con mi voto, intentando evitar la mayor injusticia política conocida en la historia de nuestro parlamentarismo. He perdido en mi intento, como el resto de los 170 parlamentarios que votamos en contra de la MOCIÓN-CHANTAJE. Aquí cuento como lo vi.

Cuando escribo estas líneas, ya se conoce la composición del nuevo Gobierno. Y observo, no con poca tristeza, cómo han engañado a muchos españoles a base de golpes efectistas en el nombramiento de cada titular ministerial, buscando sobre todo el efecto mediático: famosillos y gente que haya salido en televisión, en programas que nada tienen que ver con la educación, la cultura y el respeto. Buscando propaganda para revertir de forma espuria la voluntad de la mayoría de los españoles que, en las tres últimas elecciones, eligieron al PP y a Rajoy para arreglar los desaguisados socialistas que tan caros nos costaron a todos.

Los tramposos que presentaron la moción se quedaron a 50 diputados por detrás del Partido Popular. Y ahora me entristece más, después de la pantomima de los nombramientos, porque observo que muchos ya han comenzado a adorar al becerro de oro. Y mi tristeza es infinita cuando dentro de estos adoradores veo a algunos periodistas a los que admiraba. En nada de tiempo ya se han olvidado de cómo este Gobierno ha asaltado La Moncloa.

Ya han olvidado que, aunque nadie discute la legalidad de la censura, las formas han sido tramposas, muy canallas. Recuerdo algunas. El PSOE justifica la moción por la sentencia de Gürtel. Es obvio que el pretexto es para desternillase, de hecho ya ni mencionan esto. Es escandalosamente falso que esa fuera la razón, entre otras cosas, porque ni Rajoy ni ningún ministro están mínimamente implicados en unos hechos que ocurrieron hace quince años en dos ayuntamientos madrileños. Además, la sentencia, que no condena penalmente al PP, ni siquiera es firme y no implica en absoluto a quien se censura. Así mismo, no puede ser esa la razón porque el partido que pretexta el hecho corrupto, está condenado por corrupción, tienen más casos que nadie y por todos es conocido que ellos fueron los inventores de la cosa en nuestro país. El PSOE es Catedrático en Corrupción. Siendo esto cierto y siendo también el argumento único de la Moción, hay que reconocer que todo, a partir de la gran mentira inicial, es perverso. Por lo tanto, el show televisivo del nuevo nombramiento de las nuevas estrellas ministeriales, es igual de malicioso.

Tampoco hay que olvidar que la izquierda suma menos escaños que el centro-derecha en el Parlamento, argumento utilizado en otras ocasiones que ahora no podían utilizar. De hecho, el PNV es un partido democristiano y los catalanes de la antigua Convergencia son la derecha catalana. O sea, el PSOE, un partido de izquierda, junto con los comunistas y antisistemas que conforman Podemos y sus confluencias, más los filoetarras, no tenían ni tienen el voto de la mayoría para gobernar España.

Esa es la verdad. Sánchez tenía un plan, malo para España bueno para él: ser presidente del Gobierno a cualquier precio. Para ello, se ha unido a independentistas de derecha y de izquierda, a la ultraizquierda amiga de ETA que conforma Bildu, a los comunistas y anti sistemas de Podemos y a todo bicho viviente que pasara por el entorno del ya Excmo. Don Pedro. Único objetivo: ser Presidente. Lo de menos es España, los españoles y el deseo de los mismos en unas elecciones democráticas que eligieron a Mariano Rajoy, para mí el mejor presidente que ha tenido España desde que tengo uso de razón.

Y no lo digo sólo yo. Lo dice esta semana el periódico británico The Economist, de reconocido prestigio mundial, y cito textualmente: «Rajoy ha servido bien a su país y deja la mejor recuperación. Deja a España en mejor forma, no sólo económicamente, sino políticamente. Ha salvado a España de los excesos del populismo. Los españoles deberían decir: Gracias Señor Rajoy».

Nada más que añadir, señores.

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