NOTA DE PRENSA
Unidas por Mérida (Izquierda Unida – Podemos) considera que el balance realizado por el Alcalde de 2021 dibuja un retrato autocomplaciente alejado de la realidad de las personas que viven en la ciudad y de la actividad del gobierno municipal.
La centralidad que disfruta la disminución de la deuda municipal resulta un buen indicador del nivel de solvencia del balance realizado por el PSOE. Si bien, la amortización de la deuda resulta necesaria, queremos recordar al alcalde que el pago de la misma es una obligación legal, y en todo caso una prioridad del equipo municipal, y no de los vecinos y vecinas.
Si el cometido del gobierno municipal es la gestión de los recursos públicos para la mejora de las condiciones de vida y los servicios públicos de los que deberían disfrutar la ciudadanía, el destino de los recursos municipales más allá de las obligaciones legales se nos antoja como una carencia, más que como un comportamiento virtuoso.
En estos términos, la situación de buena parte de los servicios que presta el ayuntamiento continúa siendo manifiestamente mejorable, tal y como pone de manifiesto el mal funcionamiento del servicio de autobuses, la recogida de basura, la falta de limpieza que sufra la ciudad, y la situación de un alumbrado público que resulta del todo insuficiente.
Por otra parte, el intento del alcalde vincular la disminución del paro con la labor del gobierno municipal supone un ejercicio de demagogia y manipulación que supone poco más que un insulto a la inteligencia de las personas que vivimos en nuestra ciudad, pues resulta evidente que la evolución del paro se vincula con la marcha general de la economía, y no a la acción de los gobiernos municipales, ya fuere en Mérida o en cualquier otro sitio.
En este sentido, Osuna continúa con la pauta de iniciada por alcaldes anteriores de atribuirse la mejora de los resultados del paro, y desvincular la acción de su gobierno con el desempleo cuando este tiene un comportamiento negativo.
La realidad de la gestión municipal se manifiesta en otros indicadores que Osuna ha tenido a bien ocultar, tales como el bajísimo gasto social que realiza el ayuntamiento. De hecho Mérida ocupa uno de los lugares de cola entre los municipios con más de 20.000 habitantes, al tiempo que asistimos a una gestión de los servicios sociales marcada por la falta de personal, la interrupción de servicios y prestaciones, la improvisación y la arbitrariedad en el destino y los destinatarios de los fondos y ayudas. Una realidad que obvia la necesidad de crear un modelo de ciudad equitativo e integrador.
Mención aparte merece el resultado de la gestión de la rehabilitación del Mercado de Calatrava, en el que la falta de diligencia y la confusión han sido las notas predominante, en un gobierno que ha pasado de impulsar en dos momentos distintos su rehabilitación como mercado de abastos, para –a continuación- señalar el modelo de mercado de abastos como un concepto del siglo XIX. Rogamos al señor alcalde que se aclare a este respecto.
Más allá de las diferencias, entendemos que existen algunos aspectos positivos, como pueden ser las inversiones para el incremento del patrimonio público, la rehabilitación del Cine María Luisa, la remodelación de la calle Félix Valverde Lillo, o la construcción de otra piscina de verano -que el propio alcalde ha mencionado- si bien se nos antoja un tanto infantil que el gobierno municipal utilice la visibilidad de estas obras para intentar equiparar estas actuaciones con la situación del conjunto de una ciudad cuyo equipamiento urbano resulta, cuando menos, mejorable.
Finalmente, debemos ponderar el conjunto de las actuaciones del gobierno municipal con los obstáculos de la pandemia, lo que evidentemente viene a dificultar la actuación del gobierno municipal, aunque por otra parte, ha sido el propio gobierno el que ha hecho gala de un grado de imprudencia reseñable a la hora de promocionar eventos públicos con gran afluencia de público en pleno auge de contagios producidos por la variante omicron del Covid.
