Félix Pinero

Periodista y escritor


Vicente Sos Baynat (Castellón de la Plana, 06/12/1895; Madrid, 05/09/1992) geólogo y licenciado en Ciencias Naturales por la Universidad Central de Madrid, fue hijo de Vicente Sos Ferrando, profesor mercantil que intervino en la fundación del Banco de Castellón y del que fue su primer director,  y María Baynat Sorribes. [1]  Estuvo casado con Mercedes Paradinas Pérez del Pulgar, con la que tuvo dos hijos: Alejandro y Mercedes.

            Cursó sus estudios primarios en Castellón y de sus tíos, Gaspar Sos y José Baynat, aprendió las lenguas clásicas, latín y griego, y Humanidades. En 1915 se trasladó a Madrid para cursar la licenciatura de Ciencias Naturales, que obtuvo en 1919. Después regresó a su ciudad natal, integrándose en la vida cultural:  tertulias, colaboraciones en periódicos y fundador, junto a otros, del Ateneo.  En 1925 obtuvo por oposición la plaza de preparador en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid, donde conoció y compartió tareas con el también geólogo, paleontólogo y político castellonense José Royo Gómez (Castellón de la Plana, 1895; Caracas, 1961), quien le propuso como nuevo socio de la Real Sociedad Española de Historia Natural. En 1926 comenzó a impartir clases de Ciencias Naturales en el Instituto-Escuela de Madrid y, al año siguiente, ganó por oposición la plaza de profesor de Geología en el Museo de Ciencias Naturales. El naturalista y entomólogo español Ignacio Bolívar (Madrid, 1850; Ciudad de México, 1944) le propuso como profesor de la Institución Libre de Enseñanza. En 1929 viajó a Londres para realizar estudios sobre la fauna del Wealdense y en 1930 a París para profundizar sus conocimientos sobre la facies cretática del aptiense, becado por la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE). En 1933 ganó por oposición la cátedra de Historia Natural del Instituto Quevedo de Madrid y en 1934, a los 39 años, obtuvo el doctorado con la tesis “Estratigrafía y tectónica de la Sierra de Espadán”, dirigida por su profesor en la Central de Madrid, Eduardo Hernández Pacheco, catedrático de Petrografía y Geología general. [2]     En 1935 obtuvo por oposición la cátedra de Historia Natural del Instituto de Segunda Enseñanza de Castellón, aunque solicitó la excedencia para seguir ejerciendo en Madrid sus labores docentes e investigadoras.

             A comienzos de la Guerra Civil fue evacuado a Valencia como personal del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, en donde ejerció de catedrático en los institutos Luis Vives y Blasco Ibáñez. A principios de 1937 se incorporó a la plaza del Instituto de Castellón, ejerciendo el cargo de director, regresando nuevamente a Valencia al año siguiente, en donde permaneció hasta el final de la guerra. En el verano de 1937 asistió como integrante de la delegación española y en representación del Museo de Ciencias Naturales de Madrid al XVII Congreso Geológico Internacional celebrado en Leningrado y Moscú. Al finalizar la Guerra Civil, su reciente viaje a la Unión Soviética y sus ideas políticas (militó en Acción Republicana) motivaron que fuera desposeído de todos sus cargos. El regreso a Madrid dio inicio a los amargos años de un exilio y clandestinidad que vivió en su propio país. En la capital, sus amigos le ayudaron a permaneceré escondido y a cambiar frecuentemente de domicilio por temor a ser detenido; pero, aun con estas dificultades, continuó leyendo, escribiendo e incluso publicando. En 1947 pudo ejercer la docencia utilizando como propio el apellido de su mujer.

            Baynat pasó diez años en una habitación, sin material, y trabajó de memoria. El Instituto Cajal fue prácticamente trasplantado a México. Su exilio interior fue uno de los más dramáticos. Al llegar a Madrid, Sos Baynat se escondió en un armario. Y pasó los diez años siguientes encerrado en una habitación donde, sin embargo, siguió trabajando y escribiendo sin apenas material, “con lo que tenía en la cabeza”, dice de él el catedrático Josep Lluis Barona. El paleontólogo abandonó su escondite para dar clase, con nombre falso, en el colegio de sus hijos. Después se mudó a Plasencia (Cáceres) y allí, una mañana, mientras la familia se preparaba para ir a una boda, la Guardia Civil se presentó en casa y se lo llevó detenido. Fue inhabilitado para la docencia, se le cerraron las puertas de la investigación y de otros muchos oficios. Tuvo que ganarse la vida elaborando informes geológicos para una empresa minera. Cuando le quedaba un mes para jubilarse le comunicaron el levantamiento de la sanción, una práctica común en la época: se le perdonaba antes del retiro obligatorio, de forma que no tenían derecho a nada. Sos Baynat se negó a firmar aquella rehabilitación. La reivindicación llegó más tarde y fue intensa a partir de la Transición. Se convirtió en el primer doctor honoris causa por la Universidad Jaume I de Castellón el 12 de junio de 1992. Tres meses después falleció.[3]

Su delicada situación personal se alivió en 1950 con su traslado a Mérida al ser contratado como geólogo y director de minas para localizar y explotar yacimientos de estaño y wolframio por el empresario José Fernández López. Durante los dieciocho años que permaneció en tierras extremeñas simultaneó su trabajo con el estudio de la geología y mineralogía de Extremadura. Como resultado de sus investigaciones, publicó numerosos artículos y recolectó cerca de diez mil ejemplares de minerales, rocas y fósiles que fueron la base sobre la que años más tarde se creó el Museo de Geología de Extremadura, inicialmente concebido como laboratorio de investigación, en los sótanos de la residencia del empresario gallego-extremeño, hoy residencia oficial del presidente de la Junta de Extremadura. Fernández López le encargó buscar estaño para la fabricación de latas de conserva. Así llegó hasta Logrosán, donde explotó algunos minerales y suelos, con cristales de casiterita (bióxido de estaño) en el Cerro de San Cristóbal y en la mina Serradillo. Por ello, el Museo Geominero del Geoparque Villuercas-Ibores-Jara, dedicado a Sos Baynat, alberga numerosos recuerdos mineros a su paso por la localidad, según el geólogo y profesor cacereño Juan Gil Montes. En 1955, el Instituto Geológico y Minero de España, en reconocimiento a sus trabajos de investigación, le nombró colaborador oficial encargándole, entre otras tareas, la elaboración de la Hoja 650 (Cañaveral) del Mapa Geológico de España. Su labor también le fue reconocida por la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, que en 1965 le concedió el Premio Nacional de Ciencias por su trabajo Geología, Mineralogía y Mineralogenia de la Sierra de San Cristóbal, Logrosán, Cáceres, que publicó dos años más tarde.

Tras varios recursos, en 1967 le fue aceptada su solicitud de reingreso en el Cuerpo de Catedráticos de Enseñanza Media, así como el derecho a ejercer la docencia para poder cobrar una pensión y fue destinado a Ciudad Rodrigo (Salamanca), donde permaneció hasta su jubilación en 1970. Al año siguiente viajó a Estados Unidos para participar en la Universidad de Cincinnati en un curso de especialización de petrología de la Luna, gracias al cual estableció una estrecha colaboración con la NASA, que incluso le proporcionó material lunar a partir del cual publicó varios trabajos sobre la geología y mineralogía de la Luna. Tras su jubilación regresó a Madrid, donde continuó su labor docente en el Colegio-Estudio hasta 1983.

En 1983 fue nombrado académico de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, Ese mismo año fue el vicepresidente del I Congreso Español de Geología. En 1984 recibió la Medalla de Plata del Ateneo de Castellón y se le dio su nombre a un instituto de bachillerato de la ciudad. En 1985 se le concede la Medalla de Plata de la ciudad de Castellón. En 1988, el Instituto Geológico y Minero de España y la Escuela de Ingenieros de Minas de Madrid le ofrecen un homenaje en reconocimiento de su trabajo y personalidad científica. En 1989 se le nombra Hijo Predilecto de la ciudad de Castellón y en 1990, Valenciano del Año. En 1991 se inauguró el Museo de Geología de Extremadura creado con sus fondos y fue nombrado Hijo Adoptivo de Mérida, al tiempo que se le concede la Medalla de Extremadura. [4] En junio de 1992 fue nombrado primer doctor honoris causa por la recién creada Universidad Jaume I de Castellón.

Publicó ciento sesenta y un trabajos, siendo los más importantes y mayoritarios los correspondientes a la geología, minería y mineralogía de Castellón y Extremadura. [5] Entre sus estudios sobre Extremadura cabe citar: “La geología de la Sierra de Las Villuercas”, “El mapa geológico de Cañaveral”, “La geología de las casiteritas de Extremadura” y “Los yacimientos de wolframita de la Sierra de Montánchez y Geología, mineralogía y mineralogenia de la Sierra de San Cristóbal, Logrosán (Cáceres)”, Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid, 1967.

Falleció en Madrid el 5 de septiembre de 1992, a los 96 años. El creador del Museo Geológico de Extremadura, donado a Mérida, “constituye una síntesis única de la geología extremeña”. [6]  Al presentar en la capital regional el libro “Biografía del profesor doctor don Vicente Sos Baynat”, en el que repasa la obra de su padre, su hijo, Alejandro Sos, neurocirujano, lamentaba el estado en el que se encontraba la obra de su padre y pidió al Consistorio que se implicara más en su cuidado. En 1991 se instaló en el Costurero; en 1998 pasó al Centro Cultural Alcazaba y desde 2011 se puede ver en su localización actual: el Museo Abierto. “Faltan muchas piezas. Y lo más terrible es que se han extraviado los ficheros”, afirmaba su hijo. [7]


Bibliografía consultada: Casanova Hnrubia, Juan Miguel: Diccionario biográfico español de la Real Academia de la Historia; Sos Paradina, Alejandro: Biografía del profesor don Vicente Sos BaynatDiario Oficial de Extremadura (DOE) y diarios El País y Hoy.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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