Félix Pinero

Periodista y escritor

Académico Correspondiente de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes



Capitán retirado, regidor perpetuo de Mérida, presidente de la Junta de Salvación y Defensa de la ciudad, diputado a las Cortes de Cádiz por Mérida, elegido el 3 de agosto de 1810, juró el 24 de septiembre del mismo año. Perteneció a una familia de la antigua nobleza local. Fue hijo de Fernando de la Vera y Catalina Pantoja de la Rocha, y hermano del valiente mariscal D. Fernando, gobernador de Madrid el 2 de mayo de 1808.

Alonso María de la Vera y Pantoja (Mérida, 17/08/1755; Cádiz, 12/11/1755) , ingresó muy joven en el Ejército tras sus primeros estudios, siendo teniente de Milicias en el Regimiento Provincial de Trujillo y, como tal, participó en la campaña de Portugal. Poco después dejó las armas y se dedicó a los estudios administrativos y la administración de la hacienda familiar.

Al comienzo de la Guerra de la Independencia, era alcalde mayor y gobernador interino de Mérida. Durante la misma, donó considerables sumas de dinero a su mayor éxito; equipó por su cuenta un ejército de voluntarios (Batallón de Voluntarios de Mérida) y de su peculio costeó alimentos y socorrió espléndidamente a los heridos de campaña, que afluían a la ciudad emeritense.

Fue elegido diputado por la ciudad en las Cortes Generales y Extraordinarias (1810-1813), al tener la ciudad el privilegio de voto en Cortes. Tomó posesión el 24 de septiembre de 1810, aunque no habló hasta 1811. De pensamiento absolutista, denunció duramente la actuación gubernativa de las Cortes, causando sorpresa su discurso del 29 de diciembre de 1811, cuando ya estaba prácticamente diseñado el proyecto de Constitución, en el que, apoyado por otros diputados realistas, pidió que se clausuraran las Cortes. Su paisano José María Calatrava le echó en cara, en su respuesta, su oportunismo político y de ser un testaferro de los elementos más reaccionarios que lo habían utilizado para decir lo que todos ellos no se atrevían en aquel momento, añadiendo que es preciso que la nación sepa que las ideas del señor Vera no son las de la provincia de Extremadura: “Esta provincia fidelísima a quien represento, abriga sentimientos muy distintos.”

Vera respondió diciendo que había elaborado su discurso sacando de los papeles un poco de uno, un poco de otro y que así se había compuesto. Esto provocó uno de los discursos de Argüelles más brillantes y combativos contra los antirreformistas (29 de diciembre de 1811). Asimismo, propuso una regencia de cinco miembros y que la presidiera una persona de la Familia Real, lo que ayudó a plantear de nuevo la cuestión de la infanta Carlota Joaquina de Portugal. Cuando en noviembre de 1811 propugnó la Regencia de Carlota Joaquina, so pretexto de iberismo, obtuvo el resultado contrario. Salvo estas sonadas intervenciones parlamentarias, actuó solamente en otra sesión, la del 27 de agosto de 1811, en la que se opuso a la venta de propios y baldíos, adhiriéndose al voto de los diputados catalanes Lázaro Dou y Aner de Esteve.

Alfonso María de la Vera y Pantoja vivió en la plaza de la Candelaria de Cádiz, en la casa del conde Maule. La historiografía posterior no ha sido muy benévola con su memoria. Según García León, Pastor Díaz dice de él que “no pasaba el tal diputado, a quien semejante lid dio fama, de ser un buen señor, corto de luces y no más largo saber, nada arrojado ni diestro, con modales y trazas de caballero de provincia”. Gómez Villafranca tacha su figura de infortunada y, aunque no duda de su buena intención en la intervención del 29 de diciembre, aclara que “eso no le sirvió más que para que se le dijese en público que era un instrumento ciego de otros”. Finalmente, García León cita al conde de Torreno, quien añade que “era don Alonso, diputado por la ciudad de Mérida, anciano, buen caballero, pero pazguato”.

Luis R. Varo sustenta otra opinión: “Amigo del obispo Quevedo y de las ideas sustentadas por él, Vera fue de los escasos próceres que tuvieron el valor de confesar públicamente sus ideas reaccionarias, en época tan peligrosa de confesiones tales, por lo de desarmónicas con el común sentir de la gran masa social.”

Margarita López de Ayala Díez de Rivera, descendiente del regidor perpetuo de Mérida, que siempre oyó hablar a su padre y a sus tíos que “éramos descendientes de don Alfonso María de la Vera y Pantoja, que fue diputado en las Cortes de Cádiz, afirmaba en un video de la Asamblea de Extremadura en homenaje a los diputados extremeños, que “nos hemos sentido orgullosos de que uno de los padres de la Constitución fuera nuestro antepasado. Me gustaría que se le recordara por su contribución a la primera Constitución española, modelo para otras constituciones, a las que él aportó sus ideas conservadoras.”

Caballero de la Orden de Alcántara, falleció a los 48 años, de muerte natural, dejando por heredero de sus cuantiosos bienes a su hijo D. Fernando.

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