Fran Medina Cruz
¿Quién dice que Berlanga no sigue de moda? Desde que pisaron nuestros Reyes, Leticia y Felipe, tanto monta monta tanto, que nunca fueron magos, pero parece ser que siempre traen ilusiones. La comarca cacereña de las Hurdes, con ese gentío popular agolpándose por doquier, tocando traje y gritando vivas, no puedo dejar de recordar aquellos episodios en blanco y negro que enriquecían nuestro cine español. Y es que Berlanga supo captar como nadie la idiosincrasia del pueblo llano español y su virtud en decorar y agasajar con todo tipo de parabienes y emociones la llegada de algún personaje de dominio real, ricachón o popular. Y es que Extremadura siempre fue y será muy de Berlanga.
Más me asombra, como la visita del actor Banderas, ha causado casi el mismo efecto en Mérida sobre su vida política y social. Sobre todo estando la ciudad acostumbrada a acoger personajes de la farándula, buenos actores y muchos teatreros. A ver, no es nada desdeñable que Mérida sea como sea y fuere quien fuere, de renombre nacional o internacional a sus fachadas milenarias, pero de eso a “berlangear” la noticia va un paso.
Debo decir que desde la distancia, desde el hogar del mismo Banderas, las cosas de Mérida y Extremadura se ven muy a cuenta gotas. Aunque siempre ponga mis cinco sentidos en seguir y sentir “mis cosas Extremeñas”, la cobertura llega con debilidad, y aunque lo que llegue parezca de película antigua no dejo de enorgullecerme de ser uno más de esos del cine de Berlanga. Porque un territorio se hace a sí mismo, y si ese es el sentir de mi pueblo que viva su sentir. Aunque en mi fondo racional sepa, que algo tiene que cambiar para que llegue el color a las capas sociales y políticas. Y dejemos de “berlanguear” un poco.
Soy nostálgico de mi tierra, emigrante por “fortuna”, seguidor de las buenas causas, y fiel a las buenas gentes. Pienso que nada de lo de hoy tendrá tanto valor en la memoria popular como el resultado de ser parte de una tierra, cercada por la historia, pero unida al mundo entero por el valor de sus gentes, Pizarro y Cortés darían buena fe de ello. Ese siempre fue el camino, desgraciadamente la buena semilla crece mejor lejos de la huerta Extremeña.
Me apetece ver, Bienvenido Mister Marshall
