Margarita Inmaculada López de Ayala

Concejal Vox Ayuntamiento de Mérida


“Un padre es un progenitor masculino que participa en la concepción de un hijo y comparte la responsabilidad de criar, cuidar y guiar a ese hijo a lo largo de su vida. La figura paterna desempeña un papel esencial en la formación del carácter, los valores y el bienestar emocional de los niños”

El padre es una figura muy importante para los niños ya que los guía, les da protección, seguridad física y afectiva, ofrecen apoyo emocional y económico, y desempeñan un papel activo en su educación y crianza. Los niños se identifican mucho con él como modelo a seguir, le inculca la disciplina y le pone los límites, complementándose con la madre. Estas son las dos figuras más importantes para los hijos.

La actitud, compromiso y responsabilidad de los padres cambia y se transforma cuando llegan los hijos, comienzan a vivir por y para ellos, en ello intervienen distintos factores fisiológicos y psíquicos que transforman a los padres por completo.

En la sociedad siempre la figura del padre ha sido y sigue siendo muy importante dentro del seno familiar, ya que las familias suponen la base de la estructura social y son núcleos imprescindibles para el buen desarrollo de la misma y de sus miembros.

El padre, o progenitor masculino, desempeña un papel muy importante en la crianza y desarrollo del hijo, participa en el cuidado y la guía de los niños, con responsabilidad, amor y apoyo a lo largo de su vida. El trabajo del padre puesto al servicio de la familia es natural, porque qué mejor que trabajar para tu propia familia, que es donde está tu hogar, dónde te sientes protegido y querido.

Pero hablemos de la figura del padre en sí, de la persona masculina.

El rol que el hombre cumple dentro del seno familiar es el de Cabeza de familia, el que cuida a su mujer y a sus hijos los protege, está al cuidado de ellos constantemente, se preocupa de su bienestar y de que no les falte de nada. Todo esto complementado por la mujer que a su vez también cuida y protege a su familia, de ello la importancia de la compenetración entre hombre y mujer para crear y hacer familia.

Es por ello que, la figura paternal, tiene que tener una escala de valores y principios éticos y verdaderos, con los que caminar en su cometido como padre. Esto provee al hombre de una total responsabilidad y libertad en la que asume unas obligaciones en concordancia a su libre elección de formar una familia.

El hombre es el báculo y sostén de la familia, por eso es tan importante que tenga las reglas bien puestas, y poder transmitirlo a su familia, y esta, y no otra, es la misión de un padre en la vida.

Si bien, es buena la evolución que ha seguido el hombre a lo largo de los tiempos, en respuesta a cambios sociales, políticos y culturales que han llevado a una mejor comprensión amplia y diversa de la masculinidad y por ende de la figura del padre. Todo esto no es óbice de actualización, eso sí, sin cambiar los cimientos, los sillares estructurales fundamentales de la figura del padre, del hombre en sí, que no le hagan decaer de su concepto, ni de su misión y visión.

Pero las nuevas ideologías, que nos quieren imponer desde las altas esferas, nos quieren cambiar los cimientos, entibiando la figura del hombre, del padre, para que sea más lábil, mas susceptible de críticas y torciendo su verdadero valor social y familiar.

Todo eso ligado al proyecto de un debilitamiento de cada uno de los miembros de la sociedad para individualizar su contenido, aislando cada figura o en colectivos pequeños, criticando y/o cancelando uno a uno los miembros de la sociedad natural.

Se pretende cambiar los concepto y roles a más vulnerables, cambiando sus fines y significados, creando así confusión y desorientación. Todo ello en pro del poder sobre una nueva sociedad más débil y más manipulable, creando unos nuevos y falsos cimientos.

Cierto es que el estilo de vida, los avances tecnológicos, etc. exigen actualización con los nuevos tiempos, pero no por ello se han de mover los pilares fundamentales, ya que esto hace que se tambaleen significados y conceptos que degradan, denostan, invierten y cambian el verdadero papel propio del padre, y es por ello que son inamovibles.

La figura del padre es la que es y no es otra.

Todos los cambios de roles que se quieren modificar con la deconstrucción, pieza por pieza de la sociedad desde sus cimientos, para cambiarlas de nombre y significados, para volverla a construir con otros nombres y significados, así como el sobreempoderamiento de la mujer, el fenómeno feminista, la permisividad y la rebelión de los niños y jóvenes protegidos por unos gobiernos con diseños y proyectos atrayentes y destructivos, desvinculándonos del verdadero fin y significado de familia, hacen perder y debilitar la función primordial del padre. Sostén imprescindible de la sociedad y por ende del concepto sólido y recto de la familia que es la que teje la sociedad.

Con las cada vez más exigencias sociales, políticas, culturales y económicas que nos marcan con filosofías que van calando poco a poco y la fuerza del pensamiento humano, que nos quieren imponer, nos cambian los ejes, y desvían las agujas.

Esto conduce a la deconstrucción de este mundo, de esta sociedad, por piezas cambiando su significado y volviéndola a construir mientras que la sociedad duerme. Todo esto hace que los verdaderos valores se den la vuelta, y se tornen en ideologías fragmentadas, que atomizan a la sociedad, pero impregnadas sutilmente del pensamiento único, que la dividen y la compartimentan en pequeños colectivos, compuestos de individuos asolados, haciéndola vulnerable, encajonando modelos erróneos y ridiculizando los verdaderos ministerios del padre en el seno familiar y en la sociedad.

El individuo está tendiendo al aislamiento que les endurece para vivir en comunidad, en familia, y esto termina yendo en contra de sí mismo y de la sociedad.

Como conclusión diremos que llevar una vida con una regla de verdaderos principios y valores, favorece la estabilidad emocional y la psíquica. El tener un ritmo en el día a día, y una vida ordenada en un padre/madre, en una familia, en la sociedad donde vives y el mundo entero, favorece en nosotros un equilibrio en todos los ámbitos.

Mantengamos y cuidemos en la sociedad, la verdadera figura del padre, del hombre, del masculino y recuperémosla allí donde se ha perdido, que siga cuidando de nuestros hogares, de nuestras familias, manteniéndonos unidos y dándonos protección y seguridad.

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