Óscar Fernández Moruno
Concejal de Unidas por Mérida (Izquierda Unida-Podemos)
Ayuntamiento de Mérida
Desde la madrugada del 7 de octubre de 2023, estamos siendo testigos de la enésima y mal llamada “escalada en el conflicto israelí-palestino”, que se lleva desarrollando desde hace 75 años en Palestina. En esta ocasión, a raíz, de los atentados y secuestros de civiles, llevados a cabo por parte de la milicia armada de Hamás.
En Mérida, al igual que en muchísimos otros lugares de Extremadura, de España y del mundo entero se han ido sucediendo las muestras de solidaridad y las movilizaciones ciudadanas de apoyo a la población de Palestina, y en contra de las masacres y abusos del Estado de Israel, de su Ejército y de las milicias armadas de colonos en asentamientos ilegales. Según pasaban los meses los bombardeos y ataques con infantería a población civil y a las infraestructuras sanitarias y educativas, la mayoría de la Agencia de la ONU para refugiados palestinos (UNRWA), han ido en aumento. El gobierno actual de coalición con posiciones y planteamientos más extremistas, racistas y supremacistas de la historia del estado de Israel no sólo no ha cesado, sino que ha expandido a otros territorios y a otros estados sus acciones violentas que cran un estado de terror constante en la región, como los bombardeos y ataques indiscriminados en zonas urbanas del vecino estado del Líbano, o, incluso, ataques terroristas en Irán y Siria. El terror, la hambruna y la destrucción se ha extendido a grandes zonas de población de los territorios palestinos y del Líbano.
El gobierno extremista actual de Israel, presidido por Benjamín Netanyahu hace oídos sordos al resto de países de la región y a las propias potencias que mantienen y arman al Estado de Israel, EE.UU. y Reino Unido, fundamentalmente, pero no sólo ellos. Hace oídos sordos a las reclamaciones de alta el fuego y de cese del bloqueo a la ayuda humanitaria de la propia Asamblea General de la ONU, y a su Consejo de Seguridad, y del Parlamento Europeo. Esta campaña de terror y muerte ha causado nada menos que 40.000 muertos en Gaza, y una cantidad de personas desplazadas y desaparecidas incalculable. Además, de las personas desplazadas y desaparecidas en Cisjordania y recientemente en el país vecino de Líbano.
El Tribunal Penal Internacional (TPI) emite órdenes de arresto contra Netanyahu y su exministro de Defensa, Yoav Gallant. El TPI los considera responsables de crímenes de guerra y contra la humanidad en Gaza al menos desde el 8 de octubre de 2023. La decisión incluye al líder militar de Hamás, Mohamen Deif, que Israel da por muerto.
El “conflicto” supone un estado permanente de guerra de ocupación militar y un régimen de apartheid que es totalmente asimétrico para el pueblo palestino, quien lleva sufriendo sistemáticamente la aplicación de una fuerza desproporcionada como respuesta del estado de Israel ante las acciones de resistencia de los diversos grupos y milicias palestinos. Se trata de un lento genocidio de manual, pero al ser provocado por un Estado como Israel, que cuenta con el apoyo militar y el apoyo en forma de vetos en el Consejo Permanente de las Naciones Unidas, se siente impune.
La realidad del pueblo palestino es que vive bajo ocupación desde 1973, cuando se declara el estado de guerra por parte de Israel por primera vez. Lo que está quedando más que claro, cada día y cada semana es que la mal llamada “Fuerza de Defensa”, israelí en manos de sus gobiernos formados por partidos de corte ultra reaccionario, y fundamentalistas religiosos, y, también, con personas imputadas en procesos de corrupción, utilizan y van a seguir utilizando estos ataques de ciertas milicias palestinas como “excusa”. Ya hemos visto este mismo guion en muchas otras ocasiones desde hace décadas. Este proceso ha cristalizado en una sociedad israelí con una mentalidad cada ves más supremacista, racista y violenta.
Además, el número de profesionales del periodismo, del personal sanitario, de personas cooperantes y colaboradoras de las agencias de la ONU ya aumentado hasta cifras nunca vistas en conflictos armados anteriores.
La crisis humanitaria, que alcanza ya unas “proporciones catastróficas”, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), por la HAMBRUNA y los desplazamientos masivos de población.
Ante esta situación sin precedentes, es vital un alto el fuego inmediato, acatado por todas las partes y que permita que las agencias de ayuda humanitaria hagan llegar ayuda suficiente a la Franja de Gaza, a Cisjordania y al Líbano, y la distribuyan de forma segura y sin condiciones.
Un alto el fuego inmediato es también la manera más efectiva de proteger a la población civil mientras las partes enfrentadas siguen cometiendo graves violaciones de derechos humanos. Podría evitar que creciera la cifra de bajas civiles en Gaza. También podría brindar la oportunidad de conseguir la liberación segura de los rehenes.
Finalmente, el Consejo de Seguridad de la ONU, en su 9586ª sesión, celebrada el pasado 25 de marzo de 2024, aprobó sin ningún voto en contra o veto, la Resolución 2728 (2024), por la que se exigía un alto el fuego inmediato para el mes de ramadán respetado por todas las partes, que conduzca a un alto el fuego sostenible duradero, y exige también la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes y que se garantice el acceso humanitario para atender sus necesidades médicas y otras necesidades humanitarias, y exige además que las partes cumplan sus obligaciones en virtud del derecho internacional en relación con todas las personas que detengan. Lamentablemente, esta resolución, no ha llegado a cumplirse.
Anteriormente, a esta Resolución en la ONU, el pasado 18 de enero de 2024, el Parlamento Europeo debatió y aprobó, la Resolución sobre la situación humanitaria en Gaza, la necesidad de un alto el fuego y los riesgos de una escalada regional, 2024/2508(RSP). Posteriormente, el 14 de marzo de 2024, Parlamento Europeo ha aprobado otra Resolución sobre riesgo inmediato de hambruna generalizada en Gaza y ataques contra las entregas de ayuda humanitaria, 2024/2616 (RSP).
Por lo tanto, desde Unidas por Mérida (Izquierda Unida-Podemos-AV), hemos registrado en varias ocasiones mociones de apoyo a la población palestina, e intentos de Declaración Institucional de apoya el Alto el Fuego reclamado en las citadas Resoluciones, del Consejo de Seguridad de la ONU, y del Parlamento Europeo, para que se adopte, de manera inmediata, un alto el fuego prolongado, acatado y respetado por todas las partes del conflicto, que permita proteger a la población civil, y evitar la situación de hambruna generalizada.
Estas propuestas de Unidas por Mérida en la corporación municipal y en la junta de portavoces han sido rechazadas por el resto de los Grupos Municipales de la corporación emeritense.
La impunidad de los responsables de este genocidio en directo es terrorífica.