Agustín Plaza Aguado
Una de las grandes noticias de marzo ha sido el anuncio por parte del INE de la bajada del IPC hasta el 3,3%, la mayor desde 1977, energía y combustibles han sido elementos decisivos, por el contrario, el encarecimiento de los alimentos se ha convertido en el elemento más preocupante de la inflación y en el de mayor impacto a pie de calle, pese a que en marzo se frenaron ligeramente, aún suben un 16,5% en comparación con marzo de 2022, la realidad es que los precios del supermercado alcanzan récord de la serie histórica.
En más de veinte años no se había observado un aumento tan elevado de los precios de la cesta de la compra alimentaria, son muchos los alimentos que están en récord de precios, como por ejemplo la carne (+14% en el último año), leche, queso y huevos (+24%) o frutas, legumbres y hortalizas (+22%). pan (+13%) aceite de oliva (+34%), pescado (+11%)., datos fácilmente contrastables pues el INE desglosa la subida de precios en más de 200 productos y servicios que componen nuestra cesta de la compra.
Obviamente, la rebaja del IVA se notó ligeramente en enero en alimentos básicos como el pan, la leche, los huevos o las patatas (cuyo IVA bajó del 4% al 0%), pero los precios de estos alimentos han rebotado y vuelven a registrar subidas. las hortalizas y legumbres han subido un 18% solamente en los tres primeros meses de 2023.
Dentro del análisis y estudio realizado para esta colaboración, y pese a ser consciente de que no es el momento ideal para hacerlo, comprobamos que el precio que se paga esta semana a un agricultor por kg de nectarina extratemprana ( precio de abril de 2023) de primera calidad y mayor calibre ,oscila entre 1,00€/kg y 1,10€/kg , esta nectarina pasa por una central hortofrutícola, donde se procede al pesaje , revisión de calidad, calibrado y pasa a las cámaras de frío , se inicia un proceso de manipulación para ser preparadas para su traslado y venta a una gran distribuidora a la que se cobra un precio entre 1.90€/kg y 2,50€/kg, dependiendo del nivel de manipulación y elaboración, y desde la plataforma de distribución se carga para su cadena de grandes superficies, comprobando que el precio de venta al público oscila entre 3,99€/kg y 5,50€/kg., obviamente en plena campaña los precios se reducen, hasta un 50% de los precios de inicio de temporada.
Las empresas productoras y las centrales hortofrutícolas, con las reiteradas subidas del SMI, han visto incrementados los costes laborales en un 38-40% en los tres últimos años, (en el total de costes de la empresa el peso de los costes laborales supone entre un 60% y un 70% del total de gastos ordinarios), esta realidad no ha sido así en las grandes distribuidoras, pues por su convenio laboral, la mayoría de los salarios de sus empleados sobrepasan el SMI, por otra parte, los costes de suministros se han incrementado en los tres últimos años en un 80%-y un 100%; ambos conceptos son determinantes para explicar la subida de precios.
El sobre coste laboral, además de justo es inevitable, pero también lo es, que el agricultor y el dueño de la central hortofrutícola lo repercutan en sus precios, para garantizarse la viabilidad; en este sector, el mayor esfuerzo en el campo y en las centrales va encaminado a la robotización del todos los procesos, con el objeto de reducir la mano de obra, pues no olvidemos que al incremento del coste, se añade una enorme dificultad para encontrar mano de obra .
Con los datos anteriormente expuestos, no es difícil deducir en qué eslabón de la cadena se queda el mayor beneficio y cuál de ellos contribuye en mayor o menor medida a la subida del IPC, pero por si hubiera alguna duda, tenemos la publicación reciente de la enorme subida de beneficios de empresas como Carrefour, Lidl o Mercadona.
En el campo, parece evidente que el reajuste tendría que llegar, y en parte así se ha producido, pues la situación en muchos casos era insostenible, siendo la producción a pérdidas una realidad cada día mayor, pero el ajuste aún no está completado, lo que nos lleva a pensar que la subida de precios ha llegado para quedarse, e incluso ,sería razonable que los precios al agricultor siguieran subiendo, pues los agricultores y las centrales hortofrutícolas aún tienen incrementos de costes de producción y energéticos por repercutir en los precios, siendo la distribución quien tenga que reducir sus márgenes, si lo que se pretende es evitar incrementos inflacionistas, esa sería la única forma de conseguir que se cumplan las previsiones del Banco Mundial que apuesta porque los precios de los alimentos bajarán un 6% en 2023 y se estabilizarán en 2024
El Banco de España ha actualizado recientemente las proyecciones macroeconómicas para 2023, 2024 y 2025, en las que estima un crecimiento de la economía española mayor de la prevista en las proyecciones de diciembre y una inflación general inferior, aunque con la excepción de los precios de los alimentos y de la inflación subyacente.
En concreto, el supervisor del sistema bancario español (al que, a la vista de sus nefastas previsiones sobre el efecto en el empleo del SMI, tampoco hay que hacer mucho caso) anticipa en 2023, una inflación general del 3,7%, sin embargo, la subida del precio de los alimentos no ha parado y se alzará en 2023 hasta el 12,2%, 4,4 puntos más que lo esperado en diciembre, pronosticando para 2024 el inicio de la bajada de los alimentos, situación ésta , que por lo expuesto anteriormente se hace complicado creer, siendo lo más probable una estabilización de precios, pero no una bajada .
La realidad es que, pese a todas las medidas aplicadas por este gobierno, la mayoría de ellas acertadas en materia económica, los españoles vamos a tener que seguir apretándonos el cinturón, perdiendo poder adquisitivo y en muchos casos con dificultades para llegar a fin de mes, lo que llevará a una importante restricción en el consumo, un parón en las inversiones y una importante reducción del endeudamiento bancario, si bien, esperemos que nuevos escenarios como el fin de la guerra en Ucrania, la rebaja del coste del petróleo y la electricidad unido a leyes nacionales pueden hacer mejorar de forma importante esta previsión.