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Carmelo Arribas Pérez




AQUELLA MÉRIDA QUE FUE II 

EL FESTÍN DEL REY BALTASAR


 

Durante muchos años, se encontraba en el despacho de la alcaldía, un cuadro, artísticamente no muy allá y aparentemente anodino, denominado “ La Cena (algunos lo denominan el Festín)  del Rey Baltasar”, sin embargo pese a esta apariencia,  está cargado de simbología y nos recuerda  que su autor, fue un curioso personaje llamado Luis Mendoza y Torres de Navarra, digno de recordar, y  autor entre otros de un cuadro que  habremos visto multitud de veces, ya que estaba en la capilla del Parador de Turismo, el “Triunfo del Rey David” en el que  desfila colocada en la punta de un lanza la cabeza de Goliat, precedido de unas bailarinas, que bien parece que están bailando sevillanas, y que con una doble lectura, podría considerarse, como el triunfo del pueblo y el débil, frente al poderoso .  

Uno de los acontecimientos, no suficientemente valorado históricamente y que ha condicionado, mucho, la posterior evolución de la vida económica, y social de toda  España,  fue la Desamortización sobre todo la de Mendizábal y luego la de Madoz. Pero esta decisión no  tuvo sólo una repercusión económica, que condicionará la vida social e incluso política posterior, española, sino también cultural, cuyo impacto por la destrucción del arte sobre todo popular,   sería tan sólo superada  por la Guerra de la Independencia, con el saqueo por las tropas francesas, de muchísimos cuadros y estatuas, y daños al patrimonio. Tampoco sería pequeño, el daño que realizaron en la Guerra Civil, los anarquistas que quemaban iglesias, cuadros, imágenes, y documentos, aunque algunos se conservaron en el extranjero, porque en lugar de destruirlas se las quedaban y las vendían a subastadores y marchantes extranjeros lo que les permitió,  vivir, tras marcharse, acabada la Guerra, como personas adineradas el resto de su vida, incluso en viviendas del centro de la capital inglesa.

Pero ¿Qué fue la Desamortización?

A lo largo de la historia, pero sobre todo a partir de Carlomagno (742 – 814), la religiosidad del pueblo, les impulsaba a hacer donaciones, que juntamente con  las de los propios religiosos y monjas, que entraban en los conventos,  y que daban bienes rústicos, propiedades urbanas, o incluso sus propias riquezas, a las diócesis, iglesias, monasterios y abadías, unido a la administración adecuada y el  propio trabajo, de los monjes, todo esto acumulado durante años, ya que no se repartía en herencias, y así durante siglos, produjo grandes edificios de conventos, y la posesión de enormes y productivas extensiones de tierras, en las que trabajaban hombres y mujeres sin distinción, como se aprecia en la documentación del Convento de Guadalupe, porque incluso, a veces se instalaban en lugares aislados, e inhóspitos,  que conseguían   hacer fértiles. De esta manera, la Iglesia se hallaba en posesión de un patrimonio económico, bastante considerable.

La deuda española de  Hacienda,  tras las Guerras y la mala administración, era terrible. Había que conseguir dinero de alguna manera, así es que miraron,   quienes tenían bienes, para expropiárselos y con su venta conseguir suficiente  dinero como para poder pagar la deuda y mantener la maquinaria estatal. ¿Y quiénes tenía bienes y propiedades? Fundamentalmente,   la Iglesia.  Así es que expulsaron a frailes y monjas de sus conventos y se quedaron con todo, conventos, tierras y bienes, que pusieron a la venta.

Los antecedentes a este hecho, ya aparecen en los últimos años del siglo XVIII, cuando ocupaba el trono de España el rey Carlos IV (1788-1808) y Manuel Godoy era su primer ministro.

Pero el proceso principal, fue la desamortización de Mendizábal (1835-1836), y la de Madoz (1855), que pusieron en circulación casi la mitad de las propiedades eclesiásticas y civiles de España. El liberal Mendizábal, había hecho una gran fortuna en Inglaterra, lo que le dio un gran prestigio entre los liberales, así es que fue solicitado para ocuparse en España de los asuntos de Hacienda y resolver los agudos problemas económicos. Y como solución a ellos, ideó la expropiación de los bienes de la Iglesia.

Así, en Mérida, se cerraron, y se quedó con ellos  el Gobierno,  los cinco conventos femeninos permaneciendo sólo el de las Concepcionistas, porque no era de su propiedad, sino sólo una concesión. Había sido fundado por Francisco Moreno de Almaraz, un emeritense que hizo fortuna en América, y que fue  amigo y compañero de armas de Francisco Pizarro en la conquista y pacificación de Perú. Así pues,  se procedió a la venta de miles de fincas rústicas y urbanas, que contribuyeron a la transformación de la estructura de la propiedad,  y origen de una serie de problemas que todavía en la actualidad no se han resuelto totalmente, porque el problema que se creó, con la venta,  ha tenido repercusiones hasta la actualidad. Porque los únicos que pudieron comprar esos bienes fueron los que tenían ya riqueza, con lo que se produjeron dos circunstancias, que se prologarían hasta fechas cercanas. Por una parte en toda Europa, sobre todo en Inglaterra, el capital, los que tenían dinero, no invertían ya en comprar propiedades, ni hacerse mansiones en el campo, sino en la creación de fábricas en el inicio de la era industrial, y viviendo en ciudades, mientras que en España, el capital de los que podían haber hecho esa revolución se invirtió en tierras, creando los grandes latifundios y adquiriendo edificios y conventos, aunque muchos se los quedó el Estado, y cuyas estructuras contemplamos en la actualidad en las sedes de Museos, Parlamentos y otros usos. Por esta causa, el capital se inmovilizó y atrasó España, y mientras se deterioraba o se vendía en el extranjero,  gran parte del patrimonio cultural y artístico. Esta acumulación de riqueza y sobre todo de tierras, produjo una división social, la de los poseedores, en muchas ocasiones improductivas y la de los que no poseían nada y que provocaría a la larga, revoluciones campesinas, y ocupaciones de tierras.

Pero esta expropiación de bienes de la Iglesia, no fue bien asumida ideológicamente por muchos, y entre ellos por Luis Mendoza, de ahí que realiza este cuadro que es una crítica a este hecho.

¿Por qué? Este cuadro  representa el relato bíblico, de la Cena del Rey Baltasar, que se había apoderado de los bienes del Templo de Jerusalén. Dio un Banquete y mandó traer los vasos sagrados y copas del Templo, incluso emborrachándose, con el vino servido en ellos. En medio de este festín, apareció una mano que escribió con fuego en la pared tres palabras :Mene, Tekel, Ufarsin . Que ningún adivino supo descifrar, sólamente el profeta Daniel, que  le dijo el significado: Dios ha medido tu reino y le ha puesto fin. ( Dan. 5-30) “Esa misma noche, mataron a Baltasar rey

 Quizás esta sea una de las obras más conocidas e interesantes del pintor, que también escribió e hizo composiciones musicales, porque era un hombre culto e interesado en la cultura de su tiempo, ya que este cuadro es una copia reelaborada de un lienzo del pintor romántico inglés, John Martín, del que se hicieron gran cantidad de grabados y alguno debió de llegar a sus manos. Porque, en su época fue tan famoso, que incluso esta fama pervivió y este cuadro sirvió de inspiración para la ambientación, en 1916, de “Intolerance”, “Intolerancia”, una de las películas más caras de todos los tiempos, del director de cine David Wark Griffith. Pero en la mente de Luís Mendoza, tiene una intencionalidad crítica, denunciando las Desamortizaciones que se estaban realizando en ese momento. Porque, como insinúa, seguramente como le aconteció a Baltasar que se apropió de los vasos y objetos sagrados del Templo de Salomón, que su padre había asaltado y fue castigado, los que se queden con los bienes de la Iglesia, aunque no hayan sido ellos los que lo hayan hecho, también serán castigados. Y Luis Mendoza, hermano y administrador de los bienes de su hermano, el Conde la de la Corte y al que en 1867 se le nombró Académico Correspondiente por Mérida, pues según las Actas de la Academia siempre mantuvo un extraordinario entusiasmo por los estudios arqueológicos y llegó a presidir la Subcomisión de Monumentos de Mérida, les está diciendo a los que políticos que se habían quedado con los bienes de la Iglesia, y a los que los habían adquirido.

– Vosotros estáis aprovechándoos de los bienes sagrados, pero Dios os castigará por ello.

 

Carmelo Arribas Pérez

 

 

 

 

 

 

 

 

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