Margarita Inmaculada López de Ayala
Concejal Vox Ayuntamiento de Mérida
Definición de infancia según la OMS
La infancia es un período crucial en la vida de cualquier individuo, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) juega un papel fundamental en la definición y protección de este período. Según la OMS, la infancia se refiere al período que va desde el nacimiento hasta los 12 años de edad. Durante esta etapa, los niños experimentan un rápido crecimiento y desarrollo, tanto físico como emocional, que sienta las bases para su futuro bienestar y salud
Desde pequeños hay momentos que nos marcan la vida. El hogar es el lugar donde nacemos crecemos y nos desarrollamos. El hogar es mucho más que paredes y muebles que nos cobijan. El hogar es tanto casa como familia donde nos sentimos acogidos y queridos, se nos da la vida y seguridad, se construye nuestra personalidad, nuestra identidad, nuestro sentido de pertenencia, donde empezamos a confiar en nosotros mismos y en las personas.
Es en nuestra familia, en nuestro hogar donde nos preparamos para vivir en el mundo, nos preparamos para elegir e ir diseñando nuestro proyecto de vida, para aportar a la sociedad nuestro granito de arena, sentirnos realizados y ser felices.
La infancia es un momento crucial y decisivo en la vida de cualquier persona. Es cuando se establecen los cimientos para una vida saludable y plena en el futuro.
Hay necesidad de familia, para tener un lugar de pertenencia y un desarrollo personal que nos da cobijo físico, emocional y social donde nos robustecemos, nos hacemos personas y nos definimos de por vida.
La familia no la elegimos ni la fabricamos se nos da desde el principio de forma natural lo recibimos como un don, como algo gratuito fortuito.
La familia es historia, nos vincula con nuestros ancestros, nuestra historia. La historia pasada la hacemos presente y seguimos con la historia. Compartimos las anécdotas y reproducimos frases o modos de ser de nuestros padres. La historia familiar está ligada a las tradiciones familiares, el vínculo, la identidad y la memoria es lo que ya nos da una forma de ser característica, peculiar y segura.
La infancia debe ser cuidada. Desde el principio, el infante, debe crecer dentro de un colchón familiar donde el niño se sienta seguro, vaya aprendiendo sus primeras experiencias, emociones y valores, donde se es reconocido, se aplauden los logros y donde se corrigen los errores.
Los niños y niñas completan su formación y educación en el colegio, en grupos de amigos, en otras actividades, que pueden ser deportivas, culturales, artísticas, pero no deja de ser importante su educación integral en todos estos sitios.
Hoy en día como está todo tan relativizado, como trabajan aquí y allá madres y padres, no tienen tiempo casi para educar a los hijos. La sociedad los coge y los educa y por ende el gobierno quiere educar a nuestros hijos y enajenarlos de los padres para hacerlos a su mano.
Dándoles en las escuelas actividades y talleres, que no proceden a su edad que le quitan los valores naturales de la persona, digna, adelantando etapas y adelantando despertares que son propios de cada año y etapa de la infancia, quieren hacerlos mayores antes de tiempo, acortar su infancia, que no disfruten de su niñez, que decidan por sí mismos muchas cosas de las que no están capacitados por su corta edad.
El gobierno quiere impartir talleres que les confunden que les hipersexualizan cuando aún no han llegado ni a la madurez sexual. Esto hace confundir a los niños quitarles de su YO que va formándose, quitarles de su vinculación familiar y hacerlos solitarios, que no se sientan que pertenecen, a una familia a una culturas a unas tradiciones y a unos valores que les marcan la ruta por el camino de la vida.
Los padres tenemos que estar pendientes de la salud física y mental, de las emociones y la felicidad de nuestros hijos, educarlos en valores y prepararlos para afrontar las dificultades que le puedan llegar, para tomar buenas decisiones y prepararlos para momentos de fracaso. Estos momentos de fracaso pueden ser un impulso para volver a caminos Correctos y edificables para su vida y su felicidad, cuando están bien dirigidos.
Pero ahora prima una sociedad donde a la infancia se la sobreestimula con miles de actividades, se dan talleres en los colegios que no corresponden a su edad, sin pedir permiso a los padres, les cambian la manera de ver a una familia como Dios manda, se adelantan etapas. Los niños no están preparados para ello por lo que no tienen un correcto desarrollo y empiezan con problemas sociales y psicológicos.
Estos cambios en la sociedad, que están bien diseñados y estratégicamente pensados, provocan inestabilidad y desequilibrio en todas las familias, los hijos, la infancia. A los niños les lleva al aislamiento, la soledad, la confusión, anula la creatividad y la imaginación natural que forma parte de su desarrollo favorable.
El niño se vuelve pasivo, se aburre, no toma iniciativas porque todo se le da hecho desde fuera y mal hecho según el diseño de la sociedad manipuladora.
Todos estos factores hacen que el niño desee cada vez más nuevas sensaciones que le vengan del exterior, demanda cada vez mayores vivencias, experiencias, pudiendo dar lugar a violencia, inconformismo, drogas, acoso escolar, etc
Reflexionemos: ¿Pero qué está pasando en nuestra sociedad?, ¿queremos esto para nosotros, para nuestros hijos?
Las experiencias de los niños deben estar vinculadas a las etapas de su desarrollo con sentido común y no la que dicten las oleadas de modas de la sociedad que nos rodea y nos engulle.
Volvamos a lo natural, a la educación en valores verdaderos, a la responsabilidad de atender debidamente a los niños, a nuestra comunidad familiar, e invertir nuestro tiempo en familia.
De lo que se siembra, se cosechará, Hagamos familia!!!!