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Carmelo Arribas Pérez
Alfonso Noveno conquista la ciudad de Mérida «la última vez», según nos dice Bernabé Moreno de Vargas. Esta anotación nos indica, que la ciudad ya se había encontrado anteriormente en manos cristianas, y cita a D. Ramiro Fruela, como comendador de Mérida, » según lo cual es cierto que la Orden de Santiago la tenía por suya, pero debiola de perder, pues muy presto, la hallaremos en poder de los moros,»
El Maestre murió en 1203 y fue enterrado en el convento de Uclés, (Cuenca).
Pero el interés por recuperarla, crecía entre los reyes cristianos. Tras la Conquista de Cáceres, el 23 de abril de 1229, día de San Jorge, de ahí que sea su patrono, tras varios años de asedio, el rey Alfonso IX » aunque ya estaba viejo en el cuerpo», tenía interés en retomar Mérida, «que todavía…era populosa y grande, si bien no de la grandeza y suntuosidad que tuvo en tiempo de los godos», nos dice el Padre Mariana, (S, XVI) Así es que, se dirigió a Mérida y procedió a su asedio.
La noticia llegó hasta el gran vencedor de los almohades Ibn Hud al-Mutawakkil, Emir del califato de Bagdag. Este hombre que ante el ataque a Cáceres que duró varios años, no se había movilizado, sí reaccionó ante el de Mérida. Así es que reunió un gran ejército en Córdoba y se dirigió a la ciudad. Acampó cerca de Alange, aunque otros creen que fue en el lugar llamado, Posadas de Abenfut, cerca de Campillo de Llerena.
Mientras llegaba ese ejército, que los cronistas afirman que era innumerable y que se componía de unos ochenta mil hombres, veinte mil a caballo y sesenta mil a pie.
Alfonso no espera y ataca, las huestes zamoranas de Ledesma, asaltan la ciudad por el Puente romano, consiguiendo la victoria, ((Zamorenses fuerunt victores in prima acie).-Los de Zamora fueron vencedores en la primera batalla-
(«Era MCCLXVIII Alfonsus Rex legionis caepit Caceres, et Montanches, et Mericam, et Badalloz, et vicit Abenfut Regem Maurorum, qui tenebat XX. millia equitum, et LX. millia peditum, et Zamorenses fuerunt victores in prima acie, et eo anno ipse Rex VIII. Cal. Octobris obiit, et quadraginta duobus annis regnavit, et eo anno factum fuit hoc per tale» )
(“Era 1268 Alfonso Rey de las legiones conquistó Cáceres y Montánchez y Mérida y Badajoz y venció a Abenfut Rey de los Moros, que tenía veinte mil jinetes y sesenta mil infantes y los Zamorenses fueron vencedores en la primera batalla y en ese mismo año el mismo Rey VIII, en octubre murió y había reinado cuarenta y dos años y en este año fue hecho esto)
Lo de las fechas es bastante confuso, Alfonso VIII, murió un 6 de octubre de 1214.
El asalto que realizaron los zamoranos a través del Puente Romano, es el motivo por el cual el escudo de Zamora tiene un Puente, que aunque no se asemeje al romano de Mérida.
Tras la toma de la ciudad, tocaba ahora enfrentarse al caudillo musulmán, muy superior en el número de combatientes.
Así es que según el Cronicón cordubense esta fecha era el 15 de marzo de 1230, mientras que el padre Mariana dice: » El rey de León prisió a Mérida el día de Santa Olalla diez de Diciembre era de 1266, que viene a ser en el año del Señor de 1228 » (como se ve las fechas son muy dispares entre unos y otros escritores de los hechos, pues el asalto de los zamoranos algunos lo habían colocado en el 1268 ) Pero, quizás más que las fechas, nos interesan los hechos. Las tropas de Alfonso IX, cruzaron por la noche el Guadiana y a la mañana siguiente se enfrentaron en campo abierto.
Pero antes de hacerlo, se había producido un hecho que entra en el mundo de la leyenda.
Cuando el Rey se está preparando para la batalla, pierde una de las espuelas.
Ante la inmensidad del ejército enemigo, todos lo interpretan como un mal presagio de lo que puede acontecer. Pero Alfonso IX, dice que es un buen augurio porque «el rey no debe entrar en combate con espuelas como los miedosos y por esto se me cayó la espuela, para animarme a quitarme también la otra» cosa que hizo para demostrar, que aunque el enemigo fuese más numeroso, no pensaba huir, y combatiría hasta el final. No pensaba perder la ciudad que acababa de conquistar.
Es posible que Ibn Hud, no se esperara la llegada del ejército cristiano, y cuando vio que los leoneses se dirigían contra sus tropas, las organizó y salió a su encuentro. La batalla fue muy sangrienta, incluso por la enormidad del ejército musulmán en algún momento fue dudosa o incluso favorable a ellos. Pero posiblemente los cristianos, estarían tras la conquista de Cáceres y de Mérida, mas entrenados y acostumbrados a la lucha, porque los cristianos, superaron a los musulmanes, que huyeron en desbandada hacia Badajoz.
Tan importante fue esta victoria, que hay crónicas que al hablar de Alfonso IX lo definen como «el que ganó la batalla de Mérida».
Ante esta desbandada, los cristianos los persiguieron.
Bernabé Moreno de Vargas dice que el rey » siguió al alcance y en él los vencedores hicieron gran matanza en los moros que huían hacia Badajoz, por lo cual aquel sitio, que está a una legua de Mérida, se llamó el Valle de la Matanza».
Incluso el mismo Ibn Hud, salió herido.
Tras la toma de Mérida, podrían cambiar muchas cosas, entre ellas el restablecer el Arzobispado que tanto prestigio había tenido, y que se había trasladado «temporalmente » aunque hubieran pasado siglos, a Santiago de Compostela. Pero participó, posiblemente por intereses ocultos, en la conquista de Mérida, el arzobispo de Santiago, D. Bernardo y una vez en manos cristianas, no consintió que se pusiera obispo en ella » porque no aspirase a la dignidad metropolitana con causa de que había ya cesado la que hubo, para mudarla a Santiago de Galicia, pues Mérida ya no estaba en poder de los moros.» Lo que temía era que se devolviese la dignidad de la sede Arzobispal a Mérida con lo que la perdería Santiago.
Como se ve, los acontecimientos pasados nos ayudan a comprender mejor, el presente.
Carmelo Arribas Pérez.