Asociación Amigos de Mérida


Concluye un nuevo curso académico, extraño, discontinuo como pocos, marcado por las excepcionales circunstancias que vivimos por una interminable pandemia que nos atenaza y condiciona. En breve, miles de jóvenes tomarán una de las decisiones que indudablemente marcará su futuro.

Según las estadísticas, una amplia mayoría de los alumnos que, tras el bachillerato, cursarán grados universitarios, lo harán en cualquiera de las sedes de la Universidad de Extremadura.

Nos gustaría que varios miles de esos alumnos cursaran sus estudios superiores en el Centro Universitario de Mérida (también en cualquiera de los Grados Superiores de Formación Profesional), aunque nos tememos que no será así. Múltiples son los motivos que alejan a los alumnos universitarios de la capital extremeña: deficientes medios de transporte, escasa oferta lúdica, un campus sin apenas dotación deportiva, ausencia de una residencia universitaria pública… y, sin duda, la escasa oferta de grados en el campus emeritense.

El estatuto de capitalidad de 2015 marca, en su tercer artículo, los servicios y objetivos especialmente afectados por la condición de capital de Mérida. En su último apartado relata “Extensión Universitaria. Respetando los principios de autonomía universitaria y atendiendo a los principios de eficacia, eficiencia y costes, la Junta de Extremadura, en colaboración con la Universidad de Extremadura, planteará en la perspectiva de la ampliación de nuevas titulaciones, grados y masters la ubicación en la ciudad de Mérida de aquellos estudios universitarios que guarden relación directa con los valores y recursos históricos, artísticos y patrimoniales de la ciudad de Mérida”.

No cabe duda de que es un bonito deseo que se pudiese ampliar la oferta de titulaciones, grados y masters que se puedan cursar en Mérida. Sin embargo, no es un deseo ni un sueño, es LEY, y como ley, debe cumplirse. Podría justificarse que, más allá de los ímprobos esfuerzos que desde la dirección del CUM se realizan para actualizar y ampliar las titulaciones ofertadas, no haya crecido suficientemente el número de titulaciones apelando a las circunstancias económicas, sociales o académicas. Sin embargo, solo hace dos cursos se implantó en la UEx el grado de periodismo.

Hubiese sido un buen momento para cumplir la ley de capitalidad, especialmente por el establecimiento en la ciudad de la sede de Canal Extremadura, RTVE, numerosos medios de comunicación y la sede del Gobierno Regional.

El articulado de la ley de capitalidad ya apunta a la oferta que la Universidad de Extremadura debería establecer en Mérida “aquellos estudios universitarios que guarden relación directa con los valores y recursos históricos, artísticos y patrimoniales de la ciudad de Mérida”. Caben en este epígrafe los grados de Bellas Artes o Arqueología, inexistentes en la región y difícilmente justificable que no se implanten en Mérida.

Ojalá pronto veamos una Capital plenamente Universitaria.

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