YO ESTUVE ALLÍ


Luis Cuervo Maldonado


Durante los bulos sobre la muerte de Paul McCartney, revisando los discos, siguiendo el rumor de que poniéndolos a distintas velocidades podíamos escuchar a Lennon decir: “Paul a muerto”, y estando todavía con los últimos coletazos de la música de los 60, incluso aún, con el disgusto de la separación de Los Beatles, surge un nuevo sonido “electro-pop sinfónico”, cuyo máximo exponente sería Pink Floyd, un grupo inglés que nos tenía fascinados con su música espacial, con un sonido profundo, envolvente, delicioso y, a veces, sobrecogedor.

Pink Floyd fue el primer grupo en utilizar sonidos psicodélicos, como podemos escuchar en su disco Ummagumma, o en el concierto en el anfiteatro de Pompeya.

Los “pinchifloy” (dicho aquí cariñosamente) sacaron un disco nuevo, que se acabaría convirtiendo en un monumento a la música, incluso podríamos decir patrimonio de la humanidad, sí, estoy hablando de The Dark side of the moon. Desde mi punto de vista, con la llegada al grupo de David Gilmour, se pudo producir este “cambio” tan maravilloso, creando esta música que nos mueve por el espacio tiempo.

Cuando aún estábamos saboreando este último disco, disfrutando al reproducirlo una y otra vez, aparecen con un disco nuevo y totalmente divino, “Wish you were here”, ¡Una maravilla!, imaginaros el tema que le da nombre al disco, un escenario enorme, dos torres de altavoces cubiertos con telas negras y que…, de repente, tras un golpe fuerte de guitarra, estas telas cayeran, algo que nos dejó impresionados a las 85.000 personas que disfrutamos de este espectáculo en el calderón, podría decir que ha sido el mejor concierto que he presenciado, y eso que he estado en varios, en Madrid, Mérida, Lisboa, Sevilla,…Recuerdo uno en Sevilla, en la expo, era el concierto de Jean-Michel Jarre, una auténtica desilusión, habían vendido el doble de entradas que permitía el aforo, escuchábamos poco y apenas se podía ver, para esto, mejor habernos quedado en casa.

Otro concierto que me maravilló fue el de Manu Chao en Mérida, en Disco Teatre (DT), quede sorprendido por el directo tan impresionante y por como consiguieron, solo con el boca a boca, sin publicidad, llenar el sitio en dos días, con espectadores que venían desde Barcelona, La Coruña, Málaga, Madrid, San Sebastián, etc, que disfrutaron de tres horas y media de pura energía, fuerza, locura colectiva. No he vivido en Mérida un concierto igual desde entonces, puede que algo parecido con los Immaculate Fools, Iron Maiden o los Deep Purple, con estos últimos no se había oído en Mérida una ovación tan grande, como al empezar a tocar Highway star, fue ¡Impresionante!.

No puedo dejar atrás el concierto de Prince, quede alucinado con su poder de persuasión, como una persona tan bajita, con tacones de 20 centímetros, saltando sobre el piano o altavoces, podía conseguir que la gente se quitara la camiseta solo con que él lo pidiera, hombres y mujeres, y luego claro, pedir que volvieran a ponérsela, aunque algunos ya no lo hicieron, fue increíble e incluso hipnótico.

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