Cristina Martín Sánchez
Concejal del GM Ciudadanos Ayto de Mérida
Hace unas semanas, Pedro Sánchez aseguró que el tren de alta velocidad llegaría por fin a Extremadura en el verano de 2022. Una propuesta que se une a la infinita lista de promesas que los gobiernos tanto autonómicos como nacionales llevan haciendo durante más de dos décadas a la ciudadanía extremeña. Y de momento, todas se han incumplido.
No es la primera vez que los presidentes y ministros de turno garantizan la mejora de las infraestructuras y de los medios de transporte en Extremadura. Y esta, por supuesto, no será la última. Se lleva afirmando que reside en los políticos la capacidad de dignificar el tren extremeño; desde los planes nacionales de infraestructuras de unos, a las agendas de desarrollo sostenible de otros, pasando por elaborados planes estratégicos de transportes de ambos, los organismos que deberían llevar a cabo la renovación de la infraestructura ferroviaria extremeña van cambiando de nombres y de manos mientras que el tren moderno sigue sin llegar a nuestra región.
Veinte años son testigo de la hipocresía, los engaños y las ficciones que los políticos protagonizan con relación al mayor exponente de la Extremadura olvidada: el tren de la región. Construir infraestructuras desde La Moncloa es muy fácil. Solo hay que decir cada año que se hará el que viene y listo, problema de los que vengan después.
Es un hecho muy evidente, el retraso que sufren todas las líneas Extremeñas, tanto los tramos ya en ejecución como en licitaciones pendientes que no se llevan a cabo. Esto conlleva que sigamos sin un tren de Altas Prestaciones después de años y años de promesas. Quiero destacar en este sentido, que líneas como la de Puertollano o Huelva siguen en pleno siglo XXI con tramos a 20 y 60 km/h ( dignos más bien del siglo pasado).
Como ciudadana extremeña, y al igual que la gran mayoría de mis paisanos, estamos hartos de tantas mentiras y falsas promesas tanto de gobiernos anteriores regionales y nacionales, como del actual de Fernández Vara y de Pedro Sánchez.
Necesitamos un tren que cohesione, vertebre y desarrolle el territorio extremeño como se merece o mucho me temo que al paso que va esta supuesta modernización, acelerará aún más el efecto de la España vaciada, entre otras muchas cuestiones negativas para nuestra comunidad.
Como ciudadanos estamos acostumbrados a estos teatrillos, pero debemos prepararnos para los que aún están por llegar. La cara dura de nuestros políticos no tiene límites e intentarán hacernos creer lo increíble para salvar sus puestos y los ciudadanos de Extremadura seguirán deambulando en los vagones destartalados del tren de la bruja que nos tienen preparado, y que, al parecer, también nos merecemos, si vemos el empeño que ponen el solucionar el problema.
Lo único que nos queda es este tren de la risa en el que nuestros dignatarios se ríen en las caras de los que les han votado.